RENOIR: INTIMIDAD
14/10/2016
Le Moulin de La Galette (estudio) Pierre-Auguste Renoir |
El cineasta Jean Renoir escribió que su padre "miraba las flores, las mujeres, las nubes del cielo como otros hombres tocan y acarician". Frente a la concepción habitual que reduce el impresionismo a la "pura visualidad", la exposición Renoir: intimidad, la primera retrospectiva en España en torno a la figura del pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), destaca el papel central que ocupan las sensaciones táctiles en sus lienzos, y que pueden percibirse en las distintas etapas de su trayectoria y en una amplia variedad de géneros, tanto en escenas de grupo, retratos y desnudos como en naturalezas muertas y paisajes. Comisariada por Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, la exposición cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI) y presenta un recorrido por 78 obras del artista francés, procedentes de museos y colecciones de todo el mundo como el Musée Marmottan Monet de París, el Art Institute de Chicago, el Museo Pushkin de Moscú, el Jean Paul Getty de Los Ángeles, la National Gallery de Londres o el Metropolitan de Nueva York. Renoir: intimidad permite descubrir cómo Renoir se servía de las sugerencias táctiles de volumen, materia o texturas para plasmar la intimidad en sus diversas formas -amistosa, familiar o erótica-, y cómo ese imaginario vincula obra y espectador con la sensualidad de la pincelada y la superficie pictórica. La muestra se exhibirá posteriormente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, entre el 7 de febrero y el 15 de mayo de 2017. Mientras que en los retratos de grupo de Manet o Degas, los protagonistas mantienen la distancia entre ellos y con el espectador, Renoir dota a sus figuras de una cercanía tangible. En sus escenas con varios personajes es habitual que estos participen en un juego de alternancia entre el contacto visual y el físico, parejas de hermanos o de madres e hijos en las que uno de ellos mira al otro y este le corresponde tocándole con la mano. En ocasiones, esos intercambios se establecen en torno a una actividad común, como la lectura de un libro. En el caso de los retratos individuales, Renoir aspira a ofrecer al espectador algo semejante al contacto físico aproximándose todo lo posible. Si Degas rodea a sus modelos de un decorado y unos atributos que hablan por ellos, Renoir tiende a ajustar el encuadre, suprimiendo el entorno para concentrar la mirada en el rostro. Otros detalles en los cuadros de Renoir que aluden a sensaciones palpables son las cabelleras con las que juegan y se enredan las manos, los perros en brazos de figuras femeninas, los paños o toallas que cubren el pecho o envuelven los muslos, una labor de costura, unas madejas de lana o la espesura de un jardín. |
Lise con un chal blanco Pierre-Auguste Renoir |
La etapa impresionista, entre 1869 y 1880, ocupa dos salas de la exposición y reúne algunos de los iconos de la carrera de Renoir, como Después del almuerzo (1879) o Almuerzo en el restaurante Fournaise (El almuerzo de los remeros) (1869), un estudio del natural de Le Moulin de la Galette (1875-1876) y algunas de las obras que pinta en La Grenouillère, zona de ocio a las afueras de París donde trabaja con Monet, como Baños en el Sena (La Grenouillère) (1869). Una selección de retratos femeninos al aire libre o en interiores -Retrato de la mujer de Monet (1872-1874)- y de parejas -El paseo (1870)-, además de un paisaje impresionista, Mujer con sombrilla en un jardín (1875), completan el capítulo. A partir de 1881 la vía impresionista parece agotada y los miembros del grupo se distancian. Renoir vuelve la mirada a la tradición clásica, desde Rafael a Jean-Auguste Dominique Ingres. No abandona el lenguaje impresionista, pero añade a su pintura un énfasis mayor en el dibujo. Desde finales de los años 1870 y a lo largo de toda la década siguiente, Renoir adquiere una creciente reputación como retratista y se convierte en uno de los pintores más solicitados por la sociedad parisiense. La Sra. Thurneyssen y su hija (1910) o la serie dedicada a la familia Durand-Ruel, son ejemplos de esta faceta. Entre las escenas de género, encontramos retratos de mujeres jóvenes, solas o con otras mujeres, que se sitúan en un interior y en los que aparecen abstraídas en alguna actividad que las aísla del espectador. La maceta verde (1882) o Jóvenes leyendo (1891) nos permiten asomarnos a este espacio íntimo de placeres cotidianos. En la sala dedicada a los paisajes se incluyen vistas de la costa de Normandía y sus alrededores -Colinas alrededor de la bahía de Moulin Huet, Guernsey (1883)- y Provenza, donde comparte motivos pictóricos con su amigo Cézanne -La montaña de Sainte-Victoire (hacia 1888-1889)-, así como de distintas localizaciones del sur de Italia: La bahía de Salerno (Paisaje del sur) (1881). Renoir: intimidad continúa con escenas familiares y domésticas protagonizadas por sus hijos -Coco tomando su sopa (1905) o Jean como cazador (1910)-, su mujer Aline que, con motivo del nacimiento de su primer hijo Pierre, posa en Maternidad (1885) y Aline amamantando a su hijo (1915), así como otros miembros de su entorno más cercano como Gabrielle Renard, la niñera y pariente lejana de Aline, que se convierte en una de sus modelos favoritas -Niño con manzana o Gabrielle, Jean Renoir y una niña (hacia 1895-1896)- y Andrée Heuschling -El concierto (1918-1919)- quien se casará con su hijo Jean tras la muerte del pintor. Uno de los motivos predilectos de Renoir son los desnudos. Un género que los impresionistas, a excepción de Degas, no trataron por considerarlo académico. Centrado en su propia elaboración estilística, el pintor llega a una de las cimas de su producción con las bañistas, una serie de desnudos al aire libre en los que reivindica una naturaleza atemporal que elude cualquier referencia a la vida moderna. Una visión edénica marcada por la sensualidad de las modelos, la riqueza del colorido y la rotundidad de las formas. |
Mujer con sombrilla en un jardín Pierre-Auguste Renoir |
Además de un ciclo de cine los sábados de noviembre y diciembre, que incluirá una selección de películas relacionadas con la pintura de Renoir y que será de acceso gratuito, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid organiza, del 26 de octubre al 14 de diciembre de 2016, el curso monográfico ¿Ángeles del hogar? Lo femenino y las imágenes de la intimidad, de Renoir a las corrientes de vanguardia, en el que se abordará la representación de la intimidad en la pintura de finales del siglo XIX y principios del XX desde una perspectiva de género. Dirigido por Patricia Mayayo, directora del departamento de Historia y Teoría del Arte de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, este interesante curso parte del papel que la burguesía de la época otorgaba a las mujeres, relegadas al hogar en su rol de hijas, esposas o madres, para presentar también otras realidades, como las ofrecidas por mujeres artistas que, a través de sus obras, consiguieron revisar el propio concepto burgués de feminidad. Será a lo largo de ocho sesiones a cargo de catedráticos, profesores e investigadores de centros tanto españoles como extranjeros, entre los que figuran Ana Paula Cavalcanti, profesora de Sociología del Arte y la Cultura, Instituto de Estudos Brasileiros, Universidade de São Paulo; Charlotte Foucher, investigadora del Centre National de la Recherche Scientifique de París; Lynda Nead, profesora de Historia del Arte de la Birkbeck Univesity of London; Estrella de Diego, catedrática de Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense de Madrid o Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza y comisario de la exposición. |
Del 18 de octubre de 2016 al 22 de enero de 2017 en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (Paseo del Prado, 8)
Horarios: martes a viernes y domingos, de 10:00 a 19:00 horas; sábados, de 10:00 a 21:00 horas.
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