NUEVO MISTERIO DE LA SAGRADA CENA
DE VÍCTOR GARCÍA VILLALGORDO PARA TORREVIEJA

17/11/2005


 

Si hace un par de días les dábamos a conocer su nueva réplica de la almonteña Virgen del Rocío para el municipio alicantino de Torrevieja, ahora les acercamos el nuevo misterio de La Cena que el imaginero Víctor García Villalgordo se encuentra realizando también para su localidad natal.

Un misterio, en palabras de su autor, donde "La imagen de Jesús se convierte en el eje sobre el que gravita la composición del paso. Cristo aparece sereno ante los asombrados comensales que no entienden el sentido sus palabras, se encuentra alzado en el momento más álgido de la Religión Católica: “La Eucaristía”.

Actualmente, el artista torrevejense se encuentra realizando las imágenes de San Judas Tadeo, Santo Tomás, Santiago El Menor y San Juan Evangelista, siendo la primera de ellas la que se encuentra más avanzada en cuanto a ejecución. Han sido ya concluidas las efigies de San Pedro, San Andrés, Judas Iscariote, San Mateo, San Bartolomé y Santiago El Mayor.

Según el escultor e imaginero torrevejense, "La disposición de los comensales, “los apóstoles”, no tiene una regla fija, aquí la libertad del escultor crea un conjunto en movimiento: los apóstoles hablan entre ellos, algunos incrédulos al escuchar las palabras de Jesús, incluso se identifica a cada uno de ellos por la utilización de símbolos que aparecerán luego en sus túnicas (San Pedro también aparecerá con las llaves), la supuesta edad de cada uno de ellos así como en las expresiones (Judas figurará incrédulo)".

La imagen de Jesús aún no ha sido modelada, existiendo solamente, hasta el momento, un boceto en dibujo de la misma. Villalgordo comenta sobre la hechura cristífera que "en el paso los ejes son múltiples, denominados por la cara expresiva de cada apóstol y en el intenso ritmo de su gesto y actitudes, esta solución permite que el escultor renueve la composición evitando el carácter “centrípeto del paso” sin imponer la concentración de las miradas de los comensales en la figura central y más importante que es Cristo. La imagen de Jesús se convierte en el eje sobre el que gravita la composición del paso. Cristo aparece sereno ante los asombrados comensales que no entienden el sentido sus palabras, se encuentra alzado en el momento más álgido de la Religión Católica “La Eucaristía”.

A nuestro juicio, y a la espera de la culminación del resto de las figuras, se trata de una de las obras más interesantes del imaginero, destacando, por el momento, el magnífico modelado del busto y las manos de un San Andrés concebido como un solemne patriarca, así como la insólita composición de un San Pedro que, lejos de la habitual fortaleza de la iconografía, se muestra melancólico y demacrado.

Ambas irán integradas en un conjunto cuya composición, según su propio autor, "La composición del paso obedece a las razones de contemplación de una altura determinada con unos puntos de vistas cambiantes. Por eso es mejor insistir en los recursos expresivos de unos apóstoles que giran y miran en distintas direcciones para evitar su monótona ubicación. Sus características policromas y colorido en sus vestiduras corresponderán a la frescura de los pasos levantinos que gusta y demanda nuestra sociedad".

 

   

 

Fotografías cedidas por Víctor García Villalgordo

 

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