NUEVA OBRA DE VÍCTOR GARCÍA VILLALGORDO

14/12/2009

El tema de la Piedad tiene su precedente en las escenas del Llanto sobre Cristo Muerto, en las que, con la Virgen y el cadáver de Jesús en su regazo, recién descendido de la cruz, se integran el resto de componentes de la comitiva fúnebre: San Juan, los Santos Varones y las Tres Marías. A partir del siglo XV, artistas nórdicos empiezan a representarlo tal y como hoy lo conocemos, siendo la Piedad de Miguel Ángel, en la centuria siguiente, el modelo que más se extendió por el sur de Europa, convirtiéndose en uno de los temas predilectos de la imaginería barroca.

La versión que acaba de realizar el artista alicantino para el templo de San José, del municipio murciano de Águilas, sigue los prototipos de la escuela andaluza por petición expresa de su cofradía. Aun así, las figuras presentan una impronta marcadamente levantina, tanto en la suavidad del modelado y la policromía, como en los tintes realistas del tratamiento fisonómico. En todo caso, se trata de un conjunto muy dramático, en el que la figura del Varón, como es habitual en estos simulacros procesionales, queda dispuesta de cara al espectador.

El autor se recrea en la representación de heridas en el cuerpo de Jesús, fruto de la lanzada, la corona de espinas y los golpes y latigazos recibidos. Llaman especialmente la atención el río de sangre que mana del costado, la afilada espina que atraviesa el arco superciliar izquierdo y la llaga que abre el pómulo derecho. Respecto a María, pese a la evidente lozanía de sus rasgos, muestra los párpados hinchados y enrojecidos por las lágrimas, así como los labios muy abiertos en señal de lamentación, con las comisuras hacia abajo y la dentadura superior muy visible.

Si pulsan en el icono, podrán ver una galería fotográfica de un grupo que, como ya les anunciamos, fue presentado y bendecido el pasado 12 de Diciembre. La Virgen aparece ataviada con manto y saya de Bordados Artísticos Paredes, de Guardamar (Alicante), en terciopelo de algodón alemán, siendo la saya de color granate y el manto de color negro. Las mangas de la saya y el borde del manto están bordados en hilo metalizado de oro de varias tonalidades, enriquecido con lentejuelas, piedras y cordoncillos, con el fin de dar más realce al trabajo.

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