Coronación de espinas. Imagen de Cristo sedente, de tamaño natural (mide 125 cm de altura), realizada por el pintor, escultor e imaginero de Torrevieja (Alicante) en cedro tallado, estucado y policromado al óleo. La escultura parte de un modelo previo en barro llevado a cabo durante el confinamiento por el artista, quien lo ha ejecutado en madera intercalando con otros trabajos de encargo.

Es sin duda una de las mejores efigies llevadas a cabo hasta la fecha por Víctor García Villalgordo. Recrea el momento en que Jesús, encogido y casi en estado febril tras la flagelación, es humillado y coronado de espinas, una iconografía también llamada las Burlas o el Escarnio de Cristo como rey. A la espera de la clámide púrpura, aparece ya sosteniendo la caña en las manos por cetro.

Cristo implora dolorido fortaleza al Padre mientras enseña a los fieles sus heridas, purulentas en algunos casos. Un cuerpo martirizado y destinado más a conmover que a ilustrar en el que se pueden visualizar las llagas del Redentor manando sangre a borbotones. Esos detalles, combinados con otros de igual modo realista, recuerdan el drama de su Pasión y, por tanto, intensifican el piadoso compromiso con su sufrimiento.