La imagen es de tamaño natural, se halla realizada en madera de cedro policromada y ha recibido la advocación de Nuestra Señora de las Aguas. Muy en consonancia con las habituales creaciones marianas de Romero Zafra, muestra como peculiaridades una cierta madurez en sus rasgos y una larga cabellera despejada y policromada en tonos castaños que se derrama sobre el hombro izquierdo y enmarca el bello semblante de María. 

La Señora aparece de pie, con la cabeza y la mirada elevadas al cielo en busca de consuelo para su dolor. El cabello se halla peinado al centro y modelado en suaves ondas. La boca, entreabierta, deja ver la dentadura tallada, mientras que las cejas se encuentran levemente fruncidas y dan paso a unos acuosos ojos, surcados por profundas ojeras, con el iris policromado en tonos celestes. El perfil es clásico y la barbilla se parte en dos, lo que le confiere un sensual atractivo. Las carnaciones son cálidas y sus manos se encuentran extendidas.

Este simulacro de la Virgen Dolorosa, de candelero para vestir, ha sido realizado para la multitudinaria procesión del Señor de la Columna y la Virgen de las Aguas del municipio canario de Güímar (Santa Cruz de Tenerife), que parte cada Lunes Santo desde la capilla de San Pedro Arriba, declarada Bien de Interés Cultural. Si pulsan en la imagen, accederán a una completa galería de fotos de la obra, facilitada por su propio autor.