Se trata de una imagen de tamaño natural, en madera de cedro policromada con candelero y brazos articulados. El artista cordobés representa a María al pie de la cruz, con lágrimas en los ojos, la vista elevada al cielo y los brazos abiertos, lamentando el destino del Hijo, crucificado como el peor de los criminales.

Esta Dolorosa, titulada Nuestra Señora de los Afligidos, ha sido realizada para un cliente particular de Icod de los Vinos (Santa Cruz de Tenerife), si bien en su día será donada a la ermita de dicho municipio tinerfeño que lleva la advocación de la Señora; una obra arquitectónica del siglo XVIII, reformada en el XX, que se halla en la Plaza del Calvario y en la que recibe culto un Crucificado dieciochesco procedente de La Habana.

La Virgen lleva pendientes y zapatos de talla, decorados y con cordones, así como el cabello peinado al centro, ondulado y cayendo sobre ambos hombros, muy descubierto y enmarcado con amplio tocado de encaje, siguiendo una estética muy habitual en las Islas Canarias para este tipo de obras marianas.