Dolorosa con la advocación de María Santísima de la Estrella. Ha sido adquirida por el mismo particular de Filipinas que compró al escultor e imaginero cordobés la imagen de San Rafael Custodio (1991). La localidad de destino es Las Piñas City (Gran Manila), concretamente el distrito de Daang Reyna (Portofino).

Es una talla a tamaño natural, de candelero para vestir. Imagen de la Virgen con los inconfundibles caracteres plásticos del reconocido artista, entre ellos los rasgos juveniles y la gran belleza que irradia la sensualidad mística de María. Este último detalle, junto a la expresividad y la dulzura, es considerado por Francisco Romero Zafra como una de las claves fundamentales de cualquier representación mariana.

En el rostro se percibe, a través del rictus y las lágrimas, su llanto por el dolor ante la pérdida del Hijo. Sin embargo, no se halla representada de forma frontal, ensimismada en la muerte, sino amorosamente desplazada hacia su derecha, a la espera y el encuentro de Cristo Resucitado en la mañana del primer Domingo.

Ese dinamismo, a camino entre el dolor y la esperanza, se transmite también a sus manos, abiertas y extendidas hacia Dios y la humanidad, dispuestas al abrazo de la vida nueva. En palabras del autor, "María se convierte así en la estrella vigilante de la mañana que anuncia, cuando es de noche, la aurora de la salvación".