LA IMAGINERÍA PROCESIONAL Y SU INCAPACIDAD DE EVOLUCIONAR
COMO ARTE UNIVERSAL EN EL CONTEXTO COFRADE SEVILLANO

Sergio Jesús Parra Medina (31/03/2014)


 

"Pretender revivir principios artísticos del pasado puede dar como resultado, en el mejor de los casos, obras de arte que sean como un niño muerto antes de nacer".

(Wassily Kandinsky, 1911).

 

 
Antigua dolorosa de la Hermandad de Santa Marta (Sevilla). Genialidad expresionista del escultor gaditano Luis Ortega Bru que fue sustituida, incomprensiblemente para el arte, por gustos estéticos más conservadores.

 

Es natural en todo desarrollo elemental un proceso y una evolución. Cuando el arte se manifiesta lo hace sobre un contexto determinado dentro de las capacidades humanas y los avances culturales conseguidos. Cada autor, consciente de las diferentes épocas históricas, se ha servido del pasado para aprender y reflexionar sobre los hechos producidos. Así se consigue descifrar los significados futuros dotando, ricamente, de un sentido lineal y progresivo la evolución cultural. Precisamente, la universalidad del arte reside en esa continuación socio-antropológica que se sirve de las características y posibilidades dadas en cada momento.

Con las vanguardias, se replantean los estados intelectuales de una cultura para investigar su desarrollo mediante pensamientos modernos. En este plano, el arte, como actividad inteligente, contribuye al desarrollo humano para progresar en la racionalidad y mantener el equilibrio armónico natural. Podría decirse que el arte, en toda su extensión, es la mirada que guía a las sociedades a través de percepciones profundas sobre la realidad ordinaria. El arte traduce a los sentidos los signos que se identifican con el alma, y a la razón le otorga las claves de la sensatez. Además, promueve libertades, juicios críticos y pensamientos filosóficos que dan lugar a debates humanos internos sobre el sentido de la existencia y la orientación moral del individuo en la sociedad.

Cuando nos referimos a las representaciones plásticas del Cristianismo, que es el tema sobre el que incidimos, llegamos a la Imaginería. Con la Escultura religiosa se ha alcanzado un hecho cultural armónico, en tanto a su contexto histórico como a su funcionalidad expresiva y comunicativa. De hecho, fue durante el siglo XVII cuando la sociedad barroca asumió la Contrarreforma de la Iglesia con una imaginería procesional acorde a los tiempos. En lo artístico, el imaginero se abstrajo de la realidad exterior en busca de una expresión natural y al mismo tiempo divina, produciendo una empatía sentimental en comunicación directa con el alma y el espíritu (toda una representación dramática dependiente del efecto teatral).

Con el paso de los siglos, este arte se convirtió en una tradición, pues ha coexistido con la festividad de la Semana Santa. En este sentido, la Imaginería procesional es un "arte tradicional" porque ha mantenido su estructura originaria, introduciendo sólo cambios significativos en cuanto a la composición de los misterios y la apariencia de las imágenes durante la renovación de las Artes del siglo XX. En la actualidad, a mi modo de entender, la Imaginería sigue siendo demandada desde la tradición y sólo avanza (en su naturaleza realista-naturalista) hacia el hiperrealismo y una excesiva pulcritud en los acabados que se alejan de los valores escultóricos, en cuanto a los tratamientos expresivos de la materia.

Siendo críticos, creo que se abusa de la superficialidad en busca de lo aparente. Se está excediendo sobre el efecto y desequilibrándose la conjunción conceptual entre contenidos y forma en un contexto histórico al que no corresponde. Hemos llegado a la saturación del Barroco y a una prolongación extemporánea de un arte ya pasado, que debe entenderse en su época más que en una tradición. Si algo hemos aprendido con el tiempo, es que el arte es una actividad viva, dinámica e intelectual, que acompaña al individuo en sus circunstancias y contextos acaecidos, haciéndole prosperar en el tiempo bajo las características propias de su contexto.

Dado que las Hermandades deben conservar su historia, entiendo que sólo podría haber cambios hacia una imaginería procesional contemporánea cuando haya nuevas Hermandades que se orienten en una Iglesia diferente o, siendo más realistas, cuando el genio del artista se rebele...

 

Nota: Artículo publicado en la revista "Morón Cofrade", nº 17, año 2014. La Hornacina no se responsabiliza ni necesariamente comparte las opiniones vertidas por sus colaboradores en la Web.

 

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