El singular recinto eclesiástico de carácter funerario del convento madrileño de la Visitación o de las Salesas Reales (cuya construcción se halla hoy dividida entre la Iglesia de Santa Bárbara y el Tribunal Supremo) fue ordenado construir por la reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI.

El enclave conventual fue consagrado el 25 de septiembre de 1757. En su interior se conservan los restos del citado monarca, en un sepulcro cuyo diseño fue encargado por su hermanastro Carlos III al arquitecto Francisco Sabatini. La ejecución corrió a cargo de Gutiérrez Arribas.

El sepulcro se alza sobre un zócalo de mármol gris. Dos colosales estatuas de la Paz y la Justicia se yerguen a los lados de un convexo pedestal de mármol jaspeado en el que reza una inscripción en letras romanas. Más arriba, dos leones de bronce dorado a fuego sostienen el sarcófago del monarca, que, en forma de trapecio invertido, muestra en su frente un marmóreo bajorrelieve simbolizando las Bellas Artes tuteladas por la Corona.

Sobre la urna aparecen dos niños llorosos: uno de rodillas, y el otro sujetando una espada mientras trata de enjugar sus lágrimas. Encima, retranqueada contra el muro, vemos una pirámide truncada rematada por el titán Cronos, símbolo griego del tiempo, sentado, encadenado y sosteniendo con la mano izquierda un medallón con la efigie del rey difunto.

Por último, en la clave del arco del nicho, remata el conjunto el escudo real sostenido por la Fama y un amorcillo rodeado por el collar del toisón de Oro, este último labrado en bronce dorado.

FUENTES

BONET SALAMANCA, Antonio. "Escultura funeraria en Madrid", en El mundo de los difuntos: culto, cofradías y tradiciones (simposium), San Lorenzo de El Escorial (Madrid), Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas, 2014, pp. 535-536.