EL ARTE FUNERARIO EN ESPAÑA A TRAVÉS DE SUS AUTORES (I)
AGUSTÍN QUEROL

25/10/2020


 

Este especial repasará algunos de los ejemplos artísticos más interesantes de los principales recintos funerarios del país. Será breve, pero pensamos repetirlo en posteriores entregas. En esta primera, el repaso será sobre todo desde un punto de vista escultórico. Todos ellos son ejemplares de gran valor estético, histórico e incluso literario, que cada vez cuentan con más aceptación al ser un recurso emergente en el ámbito del turismo cultural.

 

 

El monumento funerario del presidente del Gobierno Antonio Cánovas del Castillo, obra de Agustín Querol Subirats (Tortosa, Tarragona, 1860 - Madrid, 1909), fue encargado por los sobrinos de Cánovas, asesinado el 8 de agosto de 1897, e inaugurado el 12 de mayo de 1906. Se ubica en el Panteón de Hombres Ilustres (Madrid), y está realizado en mármol blanco y compuesto por el sepulcro y un muro-retablo que lo enmarca.

En el sepulcro, formado por el sarcófago que contiene los restos de Cánovas del Castillo, cuyo retrato yacente se halla sobre la tapa, vemos seis hornacinas que albergan las efigies de la Templanza, la Sabiduría, la Justicia, la Elocuencia, la Prudencia y la Constancia. En la esquina izquierda aparece una figura femenina que simboliza a la Patria y que ampara dolorida la figura yacente del hombre público.

El muro-retablo es un extraordinario lienzo, limitado por dos pilares, que adosado al muro sirve de fondo y complemento del panteón, con alegorías delicadamente sentidas y magistralmente representadas. A los lados, dos figuras femeninas en altorrelieve: a la derecha, cabizbaja, la Historia, y el Arte, como un genio alado, a la izquierda. En el centro, en bajorrelieve, Cristo Resucitado, rodeado de plañideras y figuras admiradas ante su imagen. El conjunto está coronado por una cruz entre dos ángeles sumidos en la tristeza.

Al poco de establecerse en 1888 en Madrid, Querol consiguió el apoyo y la amistad de Cánovas del Castillo. De hecho, el político fue siempre su protector y mecenas más insigne, por cuya intercesión Querol consiguió la adjudicación de proyectos como el monumento a Méndez Núñez en Vigo o el frontón del edificio de la Biblioteca Nacional en el madrileño Paseo de Recoletos.

El asesinato de Cánovas del Castillo dejó anonadada a toda España y especialmente a Querol, que perdía su principal mecenas y valedor, y para quien este golpe moral se unía a una fuerte e inesperada afección reumática que le obligó a hacer un paréntesis en su labor en los últimos meses de 1897 y primeros de 1898. Recuperado de ambos embates, dará comienzo para Agustín Querol una nueva etapa personal y artística.

 

Fotografía de Luis García

 

FUENTES

PRIETO PÉREZ, Santiago. "El Panteón de Hombres Ilustres de Madrid", en Dendra médica. Revista de humanidades, vol. 11, nº 1, junio de 2012, Madrid, Mediscript, pp. 32-33.

RINCÓN GARCÍA, Wifredo. "Muerte y amor en la escultura española del siglo XIX", en Eros y Thánatos: reflexiones sobre el gusto III, Universidad de Zaragoza, 2017, p. 193.

ALONSO PEREIRA, José Ramón. "Agustín Querol y el monumento conmemorativo del novecientos", en Boletín Académico (Escola Técnica Superior de Arquitectura), nº 7, Universidade da Coruña, 1998, p. 44.

 

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