BAUTISMO DE JESÚS. PINTURA Y ESCULTURA
GREGORIO FERNÁNDEZ

22/06/2022


 

 

No podía faltar en este especial el famoso relieve de madera del Bautismo de Cristo tallado por Gregorio Fernández (Sarria, Lugo, 1576 - Valladolid, 1636) en el siglo XVII. Las esculturas de Cristo y el Bautista, casi exentas, aparecen adosadas a un tablero en el que se representa, pintado, un esbozado paisaje del río Jordán mientras en la zona superior, labrado de forma más sencilla, se desarrolla un rompimiento de gloria. Jesús se presenta arrodillado ante San Juan, quien porta una venera y procede a verter agua sobre su cabeza.

Este relieve tallado entre 1624 y 1628 por Gregorio Fernández mide 298,5 x 189 x 58 cm y formó parte del retablo de la capilla de San Juan Bautista del convento vallisoletano de Nuestra Señora del Consuelo de Carmelitas Descalzos. Actualmente se conserva en el Museo Nacional de Escultura, también en Valladolid.

Documentos publicados por García Chico permiten afirmar que fue don Antonio de Camporredondo y Río, integrante del Consejo de su Majestad en el Real de Justicia, quien encarga la obra para amueblar su capilla funeraria. En 1624, el ensamblador Juan de Maseras firma la carta de pago por su ejecución y, ese mismo año, el pintor Jerónimo de Calabria contrata su policromía. No es sin embargo hasta 1629, en el documento de entrega del retablo, cuando se da cumplida descripción del relieve, aunque será la carta de finiquito de pago, redactada en 1630, la que vincula de manera definitiva su ejecución a este artista.

Recogido el relieve tras la desamortización del cenobio carmelita, Urrea Fernández ha logrado identificar el retablo en el que originariamente estuvo colocado, una obra que se conserva en el crucero del Santuario del Carmen Extramuros bajo la advocación de San Juan de la Cruz. Dos de los relieves que formaban su primitivo banco, dedicados a Santa Marina y Santa Catalina, han sido reubicados en el retablo gemelo del crucero.

Con esta obra maestra de su periodo de plenitud, Gregorio Fernández expresa un barroquismo desbordado que nace de una profunda religiosidad expresada con hondura en las actitudes, rictus y paños de las figuras. También el Bautismo es buena muestra del fecundo taller de Fernández, que contó con una serie de buenos y fieles artífices, gozó de popularidad y del favor de los grandes, contando entre su clientela con el duque de Lerma o el propio Felipe III, siendo considerado el mejor oficial conocido en el reino.

 

 

Fotografías de Patricia WLA

 

FUENTES

AA.VV. "Las escuelas escultóricas en el siglo XVII", en La escultura barroca en España, Barcelona, Planeta, 1996, pp. 122-124.

URREA FERNÁNDEZ, Jesús. "Gregorio Fernández y el Monasterio del Carmen Descalzo", en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), tomo 38, Universidad de Valladolid, 1972, pp. 546-553.

GARCÍA CHICO, Esteban. Los grandes imagineros en el Museo Nacional de Escultura, Valladolid, Gráficas Andrés Martín, 1965, pp. 46-48.

 

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