José Campo fue nombrado alcalde de Valencia en 1843, cuando solo tenía 30 años. Sustituyó los antiguos candiles por alumbrado de gas, en el primer año de su mandato; poco después, se inició la construcción del ferrocarril de Valencia a Almansa y, meses más tarde, fueron adoquinadas las calles de San Fernando, San Vicente y la plaza de Santa Catalina, que entonces era la última palabra en urbanismo.

Campo dio empuje a la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento, que multiplicó los ahorros de muchos valencianos y ordenó instalar en Manises, en el año 1848, los filtros para el establecimiento de agua potable a Valencia. Cuenta Leopoldo Aguirre, en su libro Valencia Cara al Mar, que el Marqués de Campo trató de comprar el Peñón de Gibraltar, llegando a ofrecer a la Corona inglesa 20 millones de reales, cantidad fabulosa para aquella época. La esplendidez de este valenciano llegó al extremo de poner toda su fortuna a disposición del Gobierno español cuando la Guerra de Cuba.

En cuatro años, el joven alcalde -al que recibieron con reservas debido a su inexperiencia- dio a Valencia el ferrocarril que la acercaba a Madrid, el alumbrado de gas, las aguas potables -en esto jugaría un papel decisivo el Canónigo Liñán, que dejaría un legado en su testamento para sufragar los gastos de instalación de la Sociedad de Aguas Potables-, el pavimento y una organización de crédito que facilitaría las posteriores reformas e iniciativas. Posteriormente fundó un asilo para niños que lleva su nombre.

El monumento de Mariano Benlliure al Marqués de Campo, en lo alto del pedestal de piedra, representa la figura de ese alcalde extraordinario, vestido de levita, con cuello de astracán, acompañado de una niña en cuyo gesto se alude al asilo por él fundado. En su base, en tamaño mayor del natural, hay cuatro figuras formando crucero, que simbolizan alegóricamente sus tareas realizadas: la Caridad, la Marina, el Gas y el Ferrocarril. Sobresalen por su grandiosidad la alusiva al gas y el grupo escultórico de una monja con los asilados, en recuerdo de la institución que fundó.

Este monumento, realizado en el año 1908, ha sido premiado con diversas medallas, entre ellas la de la Exposición Internacional de Munich y la de la Exposición Nacional de Madrid del año 1890. Inicialmente se encontraba en la plaza de San Francisco, actual del Ayuntamiento, trasladándose en 1932, cuando se inició la reforma de Goerlich, a su actual emplazamiento en la plaza de Cánovas del Castillo.

BIBLIOGRAFÍA

OLMEDO DE CERDÁ, María Francisca. Callejeando por Valencia, Carena Editors, 2003, pp. 74-75.