MARIANO BENLLIURE. 150 ANIVERSARIO
CANTO DE AMOR - MADRID
Con información de Mercedes Gómez
Esta delicada alegoría del año 1899, labrada en mármol, es un ejemplo del virtuosismo técnico de Mariano Benlliure, reflejo de su especial gusto por el tema infantil de niños jugueteando, cuya mejor expresión dentro de su obra quizás sea la llamada Fuente de los Niños, un altorrelieve en forma de media luna con ocho figuras realizadas en cerámica que representan a siete niños empujando a otro al agua. A partir del modelo diseñado por Benlliure -del que se hicieron varias copias-, su colaborador Vicente Camps formó el molde de dicha fuente y fue realizada en la fábrica de Talavera de la Reina (Toledo). La escultura que nos ocupa es reflejo también de la audacia del artista por el estudio del movimiento en un instante preciso -hecho que también ocurre en la Fuente de los Niños con el niño cayendo en una taza de mármol semicircular- y por la materialización del ritmo, marcado por los inquietos, gráciles y espontáneos movimientos de las figuras infantiles, testimoniando, además, el temperamento del escultor. Se completa el conjunto de Canto de Amor, cuyas medidas son 126 x 60 x 73 cm, con la serena belleza idealizada de la joven y su recatado desnudo. La doncella se lleva las manos al rostro en una actitud traviesa, sonriendo ante la danza de los niños de su alrededor, representando, en definitiva, una escena de amor juvenil. El juego de paños es también un destacado ejercicio de modelado, y el efecto pictórico del conjunto hacen de este grupo una composición plástica muy emotiva y de excelente calidad. La obra fue adquirida en 1947 por el Museo Nacional del Prado de Madrid, en una de cuyas salas del siglo XIX se exhibe. En el año 2001 fue restaurada en el Museo de Bellas Artes de Valencia. La intervención consistió principalmente en la limpieza superficial de la pieza. Su pedestal también es obra de Mariano Benlliure, con las cuatro caras presentando relieves alegóricos a la manera de la tradición clásica del arte griego: la alegoría del amor, con una escena de una joven desnuda acompañada por el dios Eros o Cupido; un grupo de las Tres Gracias, arquetipo de belleza y sensualidad femenina; la alegoría de la música instrumental, y una pareja de jóvenes que simbolizan el amor y la juventud, temas representados también por las flores que aparecen entre las dos figuras. |
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