El gran pintor medieval nació hacia el año 1450 con el nombre de Jheronimus van Aken en la calle Vughterstraat de Bolduque, en la que era la casa de su abuelo y pintor Jan, y en la que también vivían y compartían estudio el padre y tíos de Jero´nimo. Jheronimus, también entonces llamado Jeroen o Joen, tuvo dos hermanos: Jan y Goessen, y dos hermanas: Herbertke y Kathrien. Jerónimo Bosco fue supuestamente a la Escuela Latina, lo que le hizo distinguirse de muchos de los jóvenes de su edad.

Como toda la pintura del artista, la tabla Meditaciones de San Juan Bautista ha suscitado interpretaciones simbólicas. En este caso el elemento más llamativo ha sido la planta que aparece en primer plano y que para algunos es la representación de la mandrágora, un alucinógeno al que se atribuían facultades demoníacas en la Edad Media y un carácter afrodisíaco que la vincula con la lujuria. Para otros, su presencia se vincula al pasaje bíblico de Isaías relacionado con la Resurrección. También se ha buscado explicación en el número de granos que de su fruto están siendo picoteados por un pájaro, tal vez un alcaudón; relacionado a su vez con el hombre atraído por los placeres, detalle que se repite en el San Jerónimo de Gante. Sin embargo, parece más cierto que la fruta es producto de la imaginación del pintor, similar a otras de El Jardín de las Delicias.

La misteriosa planta tiene además la función de cubrir la figura de un donante que se situaba delante del Bautista. Desconocemos de quién se trataba, a pesar de la fotografía infrarroja (imagen inferior) y las causas por las que, después de representarle ante el Bautista, El Bosco hiciese desaparecer su imagen. Lejos de un complejo sistema alegórico, la supuesta mandrágora parece ser un telón decorativo que oculta la figura de un personaje que tal vez no quedó satisfecho con su encargo o simplemente no retribuyó adecuadamente al pintor. Eso sí, un telón que participa en su totalidad del lenguaje pictórico del artista. No es la única ocasión en que sucede: en la Crucifixión de Santa Julia del Palacio Ducal de Venecia, El Bosco vuelve a ocultar a un donante.

Baldass aventuró la posibilidad de que esta pieza, cuyos lados superior e inferior aparecen cortados, pudiera ser originariamente de las mismas dimensiones que la tabla San Juan Evangelista (imagen inferior) que se conserva en la Gemäldegalerie de Berlín. Según esa hipótesis, la tabla de José Lázaro sería la puerta izquierda y la del museo berlinés la de la derecha; entre ellas se situaría posiblemente un conjunto escultórico.

Se puede afirmar que el San Juan Evangelista de la Gemäldegalerie debió ser una puerta, pues conserva pintura en su reverso. Pero en el caso de la pintura de la Colección Lázaro, el rebaje de la tabla que se hizo para reforzarla con un embarrotado, impide comprobar si tuvo esa función. La mayoría de los expertos actuales no comparten la teoría de Baldas: desde el 2001, con la participación de la tabla en la muestra monográfica de Rotterdam, consideran que más bien debió formar parte del retablo que Hieronymus Bosch pintó para la Hermandad de Nuestra Señora en la Iglesia de San Juan en Bolduque.

Respecto a su procedencia, pocos días antes de que se produjera el levantamiento de julio de 1936 contra la Segunda República Española, José Lázaro había cedido en préstamo su tabla Meditaciones de San Juan Bautista al Museo Boymans Van Beuningen de Rotterdam para que participase en la mencionada exposición monográfica sobre el artista que allí se celebraba del 10 de julio al 30 de octubre de ese año. Llegado el mes de noviembre, la pintura no volvió a España porque, entre otras razones, tampoco se encontraba su propietario en el país. El cuadro permanecería muchos años en el museo de Rotterdam. Lázaro volvió a interesarse por él una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, pero no fue hasta 1949 cuando las intrincadas gestiones de la Comisión Gestora de su herencia pudieron recuperarla para el Museo Lázaro Galdiano.