JOSÉ CAPUZ. 50 ANIVERSARIO
MONUMENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (TARIFA)

Juan Antonio Patrón Sandoval


 

 

 

Cuantos en Tarifa se refieren a la Punta del Santo no lo hacen sino al morro del dique exterior del puerto tarifeño, donde en acción de gracias por la feliz terminación de sus obras se erige, desde mayo de 1944, una majestuosa imagen del Sagrado Corazón de Jesús, obra del insigne escultor valenciano José Capuz Mamano (1884-1964), desconocida por cuantos enumeran su producción artística.

La idea de su establecimiento se remonta a finales de 1943, cuando a punto de concluirse los trabajos del segundo reformado del Proyecto Modificado de Puerto de Refugio de Tarifa, el ingeniero director de la Comisión Administrativa del puerto de Puerto de Santa María y puertos agregados, Antonio Durán Tovar, como autor del proyecto y a su vez director de las obras del puerto de Tarifa, formulaba hasta cuatro nuevas propuestas de modificación, una de las cuales daría lugar posteriormente a la iniciativa de levantar el monumento.

En efecto, la segunda de aquellas propuestas, redactada el 9 de octubre de 1943 y aprobada por la Inspección Regional el 29 del mismo mes y año, fue motivada por la necesidad de construir una torre para una de las luces de entrada al puerto. La torre se situaría en el morro del dique exterior y tendría una altura de 11 metros. Fue entonces cuando, promovida por los miembros de Acción Católica tarifeña, se pensó en erigir sobre la nueva torre en construcción, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en acción de gracias por la terminación de las obras del dique que hoy lleva ese nombre. De aprobarse su solicitud, dicha torre debería realizarse de forma que constituyese un conjunto armónico y monumental con la imagen que se deseaba colocar sobre ella.

Aquella iniciativa fue inmediatamente secundada por Antonio Durán, quien, como director de las obras, informó favorablemente de la propuesta, remitiéndola al ingeniero director de la Comisión Administrativa de Puertos del Estado, Antonio Garelly, quien el 22 de octubre de 1943 remitía a la Dirección General de Puertos y Señales Marítimas la instancia de Acción Católica de Tarifa en la que se solicitaba la autorización para colocar la referida imagen sobre la torre que albergaría la luz, situada en el mismo morro del dique exterior al que ya se hacía referencia como del Sagrado Corazón.

A aquella instancia le acompañaban los informes favorables del ingeniero director de las obras y servicios del Puerto de Tarifa, Antonio Durán, y del mismo Garelly, quien el 14 de marzo de 1944 también propondría a la Dirección General que el dique exterior del puerto tarifeño se denominase oficialmente "Dique del Sagrado Corazón", remitiéndose la nueva propuesta al ministro de Marina, Salvador Moreno Fernández, el 28 del mismo mes. El día siguiente se dictaba la Orden Ministerial por la que se accedía a que el dique exterior del puerto de Tarifa se denominase "del Sagrado Corazón", orden a la que se daba traslado el 4 de abril de dicho año.

Sin embargo, pese a que por parte del mismo Durán, ayudado por suscripción pública y con la cooperación de los miembros de Acción Católica tarifeña, secundada por los de la provincia y el Marruecos español, ya se habían iniciado los trabajos encaminados a la erección del monumento sobre la torre, aún estaba pendiente la aprobación técnica del mismo, aprobación que se haría esperar hasta el 3 de mayo de 1944, fecha en que el Negociado de Estudios y Proyectos informaría al respecto, pasando su dictamen a la Sección de Puertos del Consejo de Obras Públicas aquel mismo día.

El 8 de mayo de 1944 el ministro de Obras Públicas, Alfonso Peña Boeuf, dictaba la orden por la que se accedía finalmente a lo solicitado y con esa misma fecha la remitía al ingeniero director de las obras del puerto de Tarifa y al de la Comisión Administrativa de Puertos a cargo directo del Estado. Sólo restaba situar la escultura sobre su pedestal, pues para entonces ambos elementos se encontrarían ya terminados.

La torre-pedestal, cuya estructura es de hormigón armado, había sido levantada en el morro o extremo del dique exterior hasta una altura de unos 20 metros, por lo que sería perfectamente divisable desde ambos mares cuando se embocara el Estrecho de Gibraltar. Se ejecutó conforme al proyecto realizado por los arquitectos Daniel Sánchez Puig, natural de Córdoba, y Álvaro Picardo, quienes la revistieron en toda su altura con sillares de granito blanco de Galicia y mampuestos de "piedra de Tarifa". La disposición de la sillería de granito en la cara frontal del pedestal se hizo de forma que formara una gran cruz latina, resultando así, como se había deseado, un conjunto armónico con lo que sería la escultura del Sagrado Corazón de Jesús, que iría colocada encima y que, mientras tanto, permanecía expuesta detrás del castillo de Guzmán el Bueno, junto a la casa y oficinas del ingeniero que, por parte de la Administración, se encontraba destacado permanentemente en las obras del puerto, Manuel Álvarez Aguirre.

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús, de 5 metros de altura y realizada en piedra de granito rosa procedente de Córdoba, se había encargado al célebre escultor valenciano José Capuz Mamano, quien, tras haber hecho un modelo en escayola, sólo tuvo que dar los retoques a la figura final, que había sido sacada "de puntos" y dividida en cinco partes por canteros venidos ex profeso desde el Puerto de Santa María y que dirigidos por su encargado, el señor Moreno, llevaron a cabo los trabajos en el que fue taller de calderería, también situado detrás del castillo. Aquel modelo original, que tendría 1/3 del tamaño de la escultura de granito, se colocó posteriormente sobre una azotea en el patio de la ermita tarifeña de Nuestra Señora de la Luz, lugar inadecuado para una imagen de escayola, que las inclemencias del tiempo acabaron por arruinar.

Iconográficamente, el Sagrado Corazón de Tarifa, a cuyos pies se agolpan unas palomas de trazos vanguardistas típicos del escultor, recuerda en exceso al Resucitado que poco después, en 1946, realizara Capuz para el Consejo de Hermandades y Cofradías de Málaga, hasta el punto de que ambos contienen una misma carga alegórica y simbólica. De líneas más simplificadas la de Tarifa, al igual que la imagen malagueña señala con la mano derecha el cielo en alusión del Amor Divino, si bien su brazo ocupa una posición más frontal y separada del pecho descubierto para dejar visto su Sagrado Corazón, apenas tallado y sólo dibujado con finas líneas. Siguiendo el paralelismo con el Resucitado, en su mano izquierda soporta una cruz, símbolo de la victoria de la vida eterna sobre la muerte, de la que pende levemente una cartela con la leyenda "TE AD ME".

 

 
 

 

Emplazada ya sobre su pedestal fue entonces cuando se añadió al monumento el anagrama de "Pax Christi", que sería labrado por los mismos canteros en el granito blanco del revestimiento de la cara posterior de la torre y su traza pintada posteriormente en color rojo. Por otro lado, como la imagen se divisaría desde dos mares por estar situada a la entrada del Estrecho de Gibraltar, justo en la parte superior de la puerta metálica del acceso para subir al interior del faro se colocó también una placa, hoy desaparecida, iniciativa de Antonio Durán y en la que se podía leer un fragmento del gradual de la Misa de Cristo Rey que decía:

 

"Dominaré de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra. Todos los reyes se prosternarán ante él, y le servirán todas las naciones."

 

Erigido en el morro del dique tarifeño, el monumento se inauguraría finalmente el 30 de mayo de 1944. Los actos para su consagración comenzaron el día 29 de mayo, cuando por la tarde llegó el obispo de la Diócesis, Tomás Gutiérrez Díez, que fue recibido por un enorme gentío, rindiéndole honores una compañía del regimiento de Infantería de guarnición en la plaza, el Álava nº 22, con bandera y música. Todas las autoridades y jerarquías acudieron a cumplimentar con el Prelado. Los balcones de las casas particulares y los edificios oficiales lucían colgaduras y banderas, ondeando por doquier banderas españolas con el Sagrado Corazón de Jesús.

Ya en la mañana del mismo día 30 de mayo, en la iglesia de San Mateo, se celebró una misa de comunión general oficiada por el mismo obispo gaditano y cantada por las alumnas del Colegio de la Inmaculada de la localidad. Seguidamente, a las once de la mañana, el jesuita García Alonso ofició una solemne misa de campaña en la explanada del muelle número 2, donde hoy se encuentra la lonja, a la que asistieron todas las fuerzas militares residentes en la ciudad más una gran multitud de gente que acudió a presenciar las ceremonias pese al mal tiempo reinante por el fuerte viento de levante que desde hacía días soplaba en el Estrecho. A continuación de la misa el Prelado de la Diócesis se revistió para dar lectura a la invocación que se leería el día siguiente en todas las iglesias de España con motivo del XVX aniversario de la consagración de Jesús e inmediatamente procedió a la bendición del monumento con el Santísimo.

Entre las personalidades que asistieron al acto de consagración del monumento se encontraron, además del obispo de la Diócesis, los gobernadores militares de Cádiz y del Campo de Gibraltar; el gobernador civil de la provincia y jefe provincial del Movimiento; los alcaldes de Cádiz, Tarifa (José Roldán Gámez) y Algeciras; el presidente de la Diputación Provincial; el almirante de la Armada retirado, señor Cervera Valderrama; el presidente nacional de Acción Católica; el coronel de Intendencia de la Armada, señor Belda; el coronel de Infantería y comandante militar de la plaza, Ángel Sanz Vinajeras; el comandante de Marina de Algeciras y los ingenieros jefes de los puertos de Cádiz, Algeciras y Puerto de Santa María, siendo este último Durán Tovar, quien como hemos visto había tomado a su cargo la idea de erigir el monumento.

Tras la bendición del monumento, la banda del regimiento de la guarnición interpretó en ese momento el himno nacional. Seguidamente, el gobernador civil leyó la siguiente invocación (la misma que figura en el reverso de la estampa conmemorativa del acto):

 

"Oh, Divino Jesús! Recibe nuestra expresión de satisfacción al verte asomado al mundo desde este estrado de Europa. Desde ahí presidirás el desfile de las naciones, innumerable procesión de barcos de todas las insignias. Sea el destello de tus ojos faro celestial que aleje estas naves de todo escollos y peligros.

¡Oh Divino Jesús! Rebosan nuestros pechos de satisfacción, al verte asomado al mundo, desde ese mirador de Europa. Desde ahí presenciarás el incesante desfile de las Naciones, en la inacabable procesión de buques de todas las insignias.

Sean los destellos de tus ojos Faro celestial, que alejen a esas naves de todos los escollos y peligros. Sea esa Cruz, descansando sobre tu costado, BANDERA DE PAZ Y DE JUSTICIA, que – en idioma universal – trace el único signo de salvación que verán las gentes. Sean los latidos de tu Corazón llamadas misteriosas, que pongan tus pensamientos en comunicación con los del mundo entero.

A los que te vean desde los dos mares, mándalos ir a ti, andando sobre las aguas; y a todos nosotros, que braceamos en el mar tempestuoso de las pasiones y de la vida, ¡sálvanos, Señor, que perecemos! ¡Ábrenos tus brazos y estréchanos contra tu pecho; puerto de refugio y de salvación! - Amén."

 

Finalizada la solemne función religiosa, el pueblo tributó al obispo una cariñosa manifestación de despedida, en la que participaron todos los elementos oficiales allí congregados. Como conclusión, para solemnizar el acto se repartieron entre los pobres de la localidad 400 bolsas de víveres.

 

 
 
Modelo en escayola

 

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