DECOR CARMELI - CÓRDOBA
Sergio Cabaco y Jesús Abades. Fotografías de Antonio Arrebola Romero y Valentín Moyano
Este bellísimo ejemplar de la imaginería cordobesa del XVIII se atribuye a Alonso Gómez de Sandoval (1713-1801), cuyo arte, como el de otros muchos escultores de la época, fluctuó entre la estética rococó y el academicismo impuesto por la corte borbónica. Famoso también por su condición de diseñador de retablos, entre sus tallas marianas se encuentran la Virgen del Socorro de la Parroquia del Salvador y de Santo Domingo de Silos, la Virgen de la Aurora de la Parroquia de San Francisco y San Eulogio, y la Virgen de Belén del Monasterio de la Encarnación (Madres Cistercienses), todas ellas en Córdoba. La Virgen del Carmen, como el resto de las piezas anteriormente nombradas, ofrece el canon preciosista y dulcificado del arte rococó en la gracilidad y finura de su modelado, la ternura del semblante y las nacaradas carnaciones; la elegancia de su empaque y cierto estatismo en su presencia nos remiten, sin embargo, a la mesura y serenidad de la corriente neoclásica, logrando así una acertada fusión estética que nos recuerda también a la Virgen de la Merced del templo homónimo cordobés, atribuida a Sandoval por Mellado Calderón y recientemente rescatada para el culto tras una acertada restauración en la Escuela Taller La Merced VI. La Señora, que sujeta al Divino Infante en su mano izquierda, preside el Convento de San José (vulgo de San Cayetano) y procesiona, el día de su festividad, bajo palio sostenido por ocho varales, de los cuales, en vez de los habituales caireles, cuelgan los escapularios de la Orden Carmelita. Abre el cortejo otra deliciosa efigie de vestir: la de Santa Teresa de Jesús, relacionada también con las gubias de Alonso Gómez de Sandoval. La Virgen sufrió una intervención en los años 90 con el fin de eliminar repintes y limpiar su policromía -que es la original-, labor que corrió a cargo de los artistas Antonio Bernal Redondo y Francisco Romero Zafra, quien actualmente se encuentra preparando otra restauración para la capital cordobesa: el arreglo de las manos de la Dolorosa del Buen Fin, titular de la Cofradía del Descendimiento, ya que debido a la fragilidad del material con que están ejecutadas -escayola policromada- presentan numerosas grietas y levantamientos en su policromía. |
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