DECOR CARMELI 2022 - DE ÁNIMAS, PURGATORIOS, ÁNGELES Y ARTISTAS
06/07/2022
La idea de inmortalidad del alma ha sido una de las piedras angulares del
cristianismo. Esta creencia permitió pensar que, al momento de la muerte, el
alma se trasladaba al más allá, a una de las instancias asignadas por Dios: el
cielo, el infierno o el purgatorio. Este último, de gestación tardía, fue uno de los
temas más debatidos de la doctrina católica. En
cuanto a la iconografía del purgatorio, resalta la presencia de la Virgen
del Carmen, por su labor intercesora en la liberación de ánimas por medio del escapulario carmelita, sobre otras advocaciones marianas, como las de la Merced o del
Rosario. |
Foto: Borja Monclova |
El Concilio de Trento respaldó la difusión de las representaciones y escritos sobre el purgatorio para evitar interpretaciones equivocadas y promovió el desarrollo de la devoción a las ánimas, culto muy popular en España e Italia durante el siglo XVII, donde se crearon un gran número de hermandades dedicadas a este fin. En Sevilla, durante el siglo XVI, surgen las Hermandades de Ánimas Benditas del Purgatorio, cuyo auge fue paralelo al de las Hermandades Sacramentales, con las que en muchas ocasiones se fusionarían posteriormente. Hoy no quedan Hermandades de Ánimas propiamente dichas, pues las que perviven son las Sacramentales que secundariamente son de Ánimas. Esto explica la frecuente coincidencia de escenas de Ánimas con las de Cenas Sacramentales o alegorías eucarísticas, unas iconografías que experimentaron un gran impulso con el clima eucarístico creado tras el Concilio de Trento. En abril de 1636 Alonso Cano (Granada, 1601-1667) contrató la ejecución de un retablo, al que se cree perteneció este óleo sobre tabla (51 x 128 cm), para la iglesia del Colegio de Dominicos de Monte Sión de Sevilla. Tras la desamortización de 1835, la pintura ingresó en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. |
Foto: Borja Monclova |
El formato alargado y la composición horizontal de la tabla se adaptan a su ubicación original en el banco de un retablo. A pesar de las limitaciones del espacio, Cano ofrece un variado repertorio de intensas expresiones y estudios anatómicos en los que se evidencia su maestría en la utilización del escorzo. Entre las llamas se vislumbran al fondo varias cabezas, apenas abocetadas, y en primer término dos grupos de tres figuras. A la derecha, dos cabezas de mujer y el torso desnudo de un hombre, y a la izquierda tres figuras masculinas también desnudas y dispuestas de frente, de espaldas y de perfil, representan a la humanidad en las tres edades. La pintura, caracterizada también por los tonos rojizos, su factura suelta y las contrastadas tonalidades, nos demuestra el abandono de la tendencia tenebrista que realiza Cano a partir de 1632, pasando a un estilo con predominio de la belleza corporal y la organización compositiva. En cuanto a los posibles precedentes de este asunto en la pintura sevillana, pueden señalarse las similitudes con las figuras que realiza Francisco Pacheco -precisamente, uno de los maestros de Alonso Cano- para las almas que aparecen en "La Virgen del Rosario con las Ánimas del Purgatorio" (imagen inferior), obra pintada por Pacheco hacia 1612 y conservada en la Real Parroquia de Santa María Magdalena (Sevilla). |
Foto: Carlos Romero Mensaque |
FUENTES AA.VV. Alonso Cano: espiritualidad y modernidad artística (catálogo de exposición), Granada, 2001-2002, Ediciones de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, pp. 244-245. AA.VV. Alonso Cano, la modernidad del Siglo de Oro español (catálogo de exposición), Madrid, 2002, Fundación Santander Central Hispano, p. 124. |
Fotos: Borja Monclova |
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