JESÚS CAUTIVO - MÁLAGA
Sergio Cabaco y Jesús Abades
La imagen del Cautivo titular de la popular cofradía que lleva su nombre (F1) es una talla labrada en el año 1938 por el escultor e imaginero granadino José Gabriel Martín Simón, de gran empaque y extraordinaria devoción en la capital malagueña, que representa el pasaje de la Presentación al Pueblo por Pilatos, popularmente conocido como Ecce Homo. La imagen del Cristo, en madera policromada, con una altura de 177 centímetros, aparece de pie, inclinando la cabeza hacia abajo y dirigiendo su humillada mirada al suelo. La corona de espinas se superpone a la partida cabellera, tallada a base de ondulantes mechones. La barba, bífida y redondeada, recibe el mismo tratamiento. Los ojos están pintados en la madera, al igual que las finas pestañas del párpado inferior, siendo postizas las superiores. La nariz es recta y afilada, y la boca, entreabierta, permite ver los dientes superiores tallados. Las manos se hallan atadas con cordón de oro por delante del cuerpo, llevando sobre el pecho el escapulario con la cruz trinitaria bordada en sedas de colores. Finos regueros de sangre caen desde la frente y recorren la tostada policromía. De talla completa y brazos de una sola pieza, la efigie está revestida con túnica de cola en raso blanco. Ha sido restaurado bajo la dirección de Agustín Clavijo (1980-1981 y 1986-1987) y Luis Mejías (1990). La última intervención fue llevada a cabo por María Teresa Real Palma (2002), quien restañó pequeños arañazos en el rostro y la cabeza de tan devota escultura, fruto de los miles de claveles que caen sobre la misma durante su multitudinario traslado, y restauró y repolicromó su pie derecho, deteriorado como consecuencia de los besapiés. Jesús de la Puente del Cedrón (F2) es una obra que recrea el momento en que Cristo, tras ser prendido en el Huerto de los Olivos, cruza el torrente Cedrón camino del palacio del Sumo Sacerdote. Abandonado por sus discípulos, el Redentor figura en actitud itinerante, sumiso y meditabundo, reflexionando sobre su trágico destino. Inclina la cabeza al lado derecho y dirige sus ojos hacia el suelo. Cabello y barba, largos y partidos al centro, han sido esculpidos con gran detallismo por su autor, el escultor e imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro López (1989), quien emplea ensortijadas guedejas y deja descubiertas parcialmente ambas orejas. El noble semblante, heredero de los modelos montañesinos, muestra los párpados abultados por el cansancio, mirada oblicua, nariz semítica, pómulos huesudos, y labios carnosos y jadeantes que dejan entrever la dentadura tallada. Los pies y las manos, atadas con una soga que cuelga del cuello por su condición de preso, continúan el minucioso estudio anatómico que ostenta esta talla completa labrada en madera de cedro, con un virtuoso modelado de músculos, tendones y uñas. Mide 186 centímetros de altura, posee brazos articulados y recibe culto revestida con túnica de terciopelo, destacando la bordada en hilo de oro y plata y sedas de colores por María Teresa de Linde (1760), lamentablemente modificado su diseño en el año 1989. Le acompañan en su paso procesional, dentro del cortejo de la Cofradía de la Paloma, un sayón que tira de la soga de Cristo y un soldado romano que le azota, obligándole a acelerar el paso. Ambas figuras fueron realizadas por José Navas-Parejo, reproduciendo las anteriores de Salvador Gutiérrez de León que fueron destruidas en el año 1936. El romano fue restaurado por Francisco Fuentes (2007). Respecto a la imagen de Jesús Cautivo y Rescatado (F3) que procesiona la hermandad de penitencia conocida como Cofradía del Rescate, representa el momento en que Jesús acaba de ser arrestado en el Huerto de los Olivos, prendidas ya sus manos y a punto de iniciar su andadura hacia el Sanedrín. El escultor e imaginero hispalense Antonio Castillo Lastrucci, autor de la efigie en 1954, sintetiza las fórmulas paradigmáticas de los artistas de la escuela sevillana del siglo XVII, en especial las empleadas por Juan de Mesa y Juan Martínez Montañés, aportando su particular idiosincrasia escultórica. Muy relacionado con el sevillano Jesús del Prendimiento, la obra malagueña muestra la cabeza ligeramente inclinada, la mirada dirigida al frente, y el cabello y la barba partidos al centro y minuciosamente labrados. El rostro, expresando aturdimiento y resignación, posee los ojos policromados en la madera y las cejas finas y levantadas, formando un suave entrecejo en forma de uve. La nariz es recta; los pómulos, angulosos, y la boca, entreabierta, presenta tallada la corona dentaria superior. El bigote, muy espeso, impide la visión del labio de arriba, menos carnoso que el inferior. La carnación de la imagen es muy tostada, careciendo la frente de los finos regueros de sangre provocados en el angustioso instante de la oración. Vestido con túnica de color burdeos, ricamente bordada en oro, aparece acompañado en el trono por los apóstoles Juan, Pedro, Santiago y Judas Iscariote, un sayón que ilumina la escena con una antorcha, y un soldado y un centurión romano, rematando el conjunto un olivo. Todo el grupo escultórico fue realizado también por Castillo Lastrucci entre los años 1954 y 1958. Tiene como precedentes procesionales una imagen anónima del siglo XVIII, realizada a imitación del madrileño Cautivo de Medinaceli, que a partir del año 1927 desfiló acompañado por un misterio del artista valenciano Pío Mollar Franch. Todo desapareció en los disturbios del año 1931. Posteriormente se adquirió una imagen de Teodoro Simó Carrillo (1951) que no llegó a procesionar al verse reemplazada por una de Francisco Campos Serrano. |
F1 y F3 de Alejandro Cerezo
F2 de Sergio Cabaco
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