EL ARTE CHINO (IV)
BUDA DE YUN-KANG (ARTE WEI)

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Tras la dinastía Han se abrió un periodo de fraccionamiento político, conocido por los historiadores especializados como Periodo de las Seis Dinastías, que duraría hasta el año 581 con la llegada de la dinastía Suei y durante el cual hunos y promongoles invadieron el norte del país, que estuvo dividido primero en tres reinos; luego se sucedieron cinco dinastías en Nankín -refugio del poder imperial- y, por último, impuso su hegemonía en el norte una familia de origen turco que tomó el nombre dinástico chino de Wei (386-556).

Lo más destacado de este turbulento periodo es el auge del budismo y su repercusión en las artes. El arte búdico de la India tendría una gran influencia, tanto en la construcción de pagodas para rendir culto a los muertos -de planta cuadrada o poligonal, hecha en piedra o ladrillo con numerosos pisos y elevada techumbre en forma de torre-, como en las representaciones escultóricas de Buda; al principio sujetas al canon hindú, de líneas esbeltas y angulosas, para luego irse redondeando y finalmente alcanzar los artistas chinos un estilo propio en la estatuaria y en los relieves funerarios, caracterizado por la consistencia y peso de las masas, la pesadez de los ropajes al adoptar las varias túnicas superpuestas que componían el traje ceremonial chino, y el uso de la decoración tradicional china, con los motivos vegetales y las figuras mitológicas del dragón y el ave fénix.

En la época de los Wei también se excavaron santuarios rupestres. Normalmente solían ser grutas monásticas de varios pisos, mostrando una fachada esculpida al exterior y decoración de pintura y escultura en el interior. En el exterior de la gruta nº 20 de Yun-kang podemos admirar una colosal estatua de Buda (13,7 metros), realizada en piedra en torno al año 466. Todas las figuras de Buda esculpidas en China, pese a la mencionada evolución que conlleva la pérdida de esbeltez y formas agudas tomadas del arte hindú, mantendrán siempre la expresión bondadosa iniciada en la India, así como la posición decididamente frontal de la divinidad.

 

FUENTES: A.A.V.V. "El Arte Chino", en El Arte en América, África y Asia, Barcelona, 1998, pp. 208-209.

 

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