La Dolorosa es titular de la Ilustre, Venerable y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro de Cristo y María Santísima de los Dolores en su Soledad de Paterna del Campo (Huelva), cuya fundación como V.O.T. Servita en 1763 la convierte en la más antigua de la Orden en la provincia onubense.

Las primitivas imágenes de la mencionada corporación de penitencia fueron destruidas con motivo del incendio intencionado de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, en la madrugada del 6 al 7 de octubre de 1934. La Dolorosa actual fue labrada en 1935 por el escultor sevillano José Sanjuán Navarro, siendo restaurada en 1993 por Manuel Ramos Corona, quien le hizo nuevo candelero.

Durante la procesión, viste saya y manto de terciopelo negro, bordados en oro por Antonia Jané (1876 y 1880, respectivamente). Ambas piezas costaron 3.000 y 15.000 reales, respectivamente. El manto fue reformado en 1945 con el paso del bordado a otro terciopelo negro y agrandado en un metro con bordados llevado a cabo por las Monjas de las Madres Trinitarias en su convento sevillano.

Para el Cristo Yacente se articularon los brazos de un Crucificado de Cruz plana existente en la iglesia, cedido por el párroco Manuel Corrales Fernández, que se libró de la destrucción de 1934 al encontrarse en una casa particular, que lo recibió del antiguo Convento de Carmelitas Descalzos ante el estado de ruina en que se encontraba el cenobio. Obra del Círculo de Jorge Fernández Alemán (siglo XVI), fue venerada con el título de Santísimo Cristo en su Misericordia en el hospital de dicho nombre, tras cuya desaparición pasó al mencionado Convento Carmelita de esta localidad. Fue restaurado en 1992 por el desaparecido escultor Pedro de la Rosa.

En 1996, el Hermano Mayor José Guzmán Vázquez donó una imagen de un Niño Jesús, labrada en madera policromada por Pedro de la Rosa en 1992. En 1994, procesionó por primera vez en la mañana del Domingo de Ramos y acabó convirtiéndose en nuevo titular de la hermandad bajo la advocación del Dulce Nombre de Jesús, recuperando una antigua devoción perdida a mediados del siglo XX.