DOLOROSAS EN BLANCO Y NEGRO - LORETO
Sergio Cabaco y Jesús Abades
El aspecto original de esta Dolorosa, labrada en madera de cedro y fechable a principios del siglo XVIII, se encuentra bastante alterado tras la intervención practicada por Sebastián Santos (1955), aunque no creemos que se llevara a cabo una remodelación integral de la obra. El artista onubense modificó la posición de la cabeza, hasta entonces muy ladeada hacia la izquierda; retocó suavemente el entrecejo; entreabrió ligeramente los labios; hizo nuevo juego de manos y aplicó nueva policromía. Posteriormente, fue restaurada por otro imaginero, el sevillano José Rivera García. Previamente a ellos, la Dolorosa había sufrido numerosas intervenciones por parte de diversos artistas: hacia el año 1800, un artífice anónimo modifica la posición de la cabeza e interviene la policromía; Juan Escacena, en 1875, le coloca nuevas lágrimas de cristal; en 1879, Emilio Pizarro de la Cruz y Manuel Espejo, entre otras reparaciones, le arreglan una mano y le hacen un nuevo candelero; de nuevo es intervenida por manos anónimas en 1899 y en 1922, colocándosele otra vez lágrimas y candelero; por último, hay que reseñar la intervención de Francisco Marco Díaz-Pintado y Manuel González Santos (1928), retocándose de nuevo la policromía. La intervención de Santos trajo consigo unas impecables carnaciones sonrosadas para la Señora, una mayor frontalidad de la mirada pese a conservar una leve inclinación de la cabeza hacia el lado izquierdo, y una atenuación considerable de su expresión de dolor al pincelar unas nuevas cejas de trazado lineal, apenas elevadas, y entreabrir las comisuras de los labios. No obstante, la efigie, titular de la Cofradía de San Isidoro, conserva su impronta afligida e intimista, quizás ahora más serena y dulcificada tras haber sido retocada por Santos. Los entornados párpados, el afilado perfil, el hoyito bajo bastante señalado, el modelado del picudo labio superior y el cuello de sección tubular no han sufrido modificaciones. Su altura total es de 161 cm. Lleva la Virgen ojos vítreos, pestañas postizas en los párpados superiores y cuatro lágrimas de cristal, dos surcando cada mejilla. Las manos, ejecutadas como hemos dicho por Santos, aparecen con los dedos crispados y las palmas extendidas para sostener el manípulo y una réplica en oro del avión Plus Ultra, pues posee el título de Patrona del Servicio de Aeronáutica Militar. El candelero interno es de base ovalada y se halla formado por ocho listones que arrancan de su cintura. Las pretendidas semejanzas con la Virgen de los Dolores de la Cofradía del Cerro del Águila, obra tallada por Sebastián Santos Rojas en el año 1955, tampoco nos parecen tan evidentes. |
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