ALBERTO DURERO - OBRA SACRA
ALTAR DE DRESDE

19/04/2021


 

 

Fijado su taller en Núremberg, desde 1496 hasta 1505, año de su segundo viaje a Italia, Durero recibió muchos encargos, como retratos o retablos pictóricos para altares, se dedicó de lleno al arte del grabado y profundizó en la técnica de las proporciones, apoyándose en los conocimientos del veneciano Jacopo da Barbari.

Uno de esos retablos es el llamado Altar de Dresde. Se trata de un tríptico pintado al temple sobre tela que muestra a María con el Niño en el panel central y a los santos Antonio Abad y Sebastián en los paneles laterales. El panel central, pintado entre 1496 y 1497, mide 114 x 96,5 cm, y cada una de las alas mide 114 x 45 cm. Los diferentes soportes de los cuadros, lienzo para el panel central y lino fino para las alas, llevaron a especulaciones sobre la autoría de Durero. Este tríptico estaba destinado a la capilla del castillo de la ciudad alemana de Wittenberg, famosa por su rica decoración mobiliaria.

La Virgen aparece adorando al recién nacido, cuyo profundo sueño en una almohada sobre lo que parece ser el alféizar de una ventana, puede verse como un presagio de la Pasión de Cristo. Al fondo de la escena, a la izquierda, aparece el taller de carpintería de San José, y a la derecha, una vista urbana, que debería corresponder a la ciudad de Jerusalén. Los santos aparecen contemplando amorosamente la escena, uniendo Sebastián las manos en actitud de veneración. Detalles como el vaso de agua, el pan, las frutas, los libros y las joyas reflejan nuevamente el interés de Durero por la observación precisa de la naturaleza y su entorno.

El Altar de Dresde, llamado así por su ubicación en la Galería de Pinturas de los Maestros Antiguos de dicha ciudad alemana, fue uno de los primeros encargos que nuestro artista recibió de Federico el Sabio -príncipe elector de Sajonia, mecenas de Lutero y fundador de la Universidad de Wittenberg-, al que Durero conoció personalmente durante el corto viaje del príncipe a Núremberg en abril de 1496.

En principio esta obra de Durero consistía únicamente en el retablo central de la Virgen y el Niño. La elección del soporte en lienzo del mismo debía venir dictada por la necesidad de facilitar el transporte, mientras que los colores al temple, infrecuentes en una zona donde la pintura al óleo ya estaba muy extendida, probablemente estén vinculados a la necesidad de agilizar la ejecución del cuadro.

En los años 1503-1504, posiblemente a raíz de una plaga, se añadieron las alas con San Sebastián, protector de la peste, y San Antonio Abad, protector de una dolorosa infección cutánea llamada "fuego de San Antonio", entonces muy frecuente. Como hemos apuntado, la cuestión de los paneles laterales ha dado lugar a numerosos debates, llegándose incluso a plantear la hipótesis de que son un añadido de una pintura preexistente de los Países Bajos. Otra teoría apunta a una colaboración muy importante de discípulos del joven maestro.

La estructura del tríptico es original porque, a diferencia de lo común, las alas no se pueden cerrar para ocultar el panel central, no pudiendo el lienzo ser pintado por ambos lados.

El libro del retablo central simboliza las Sagradas Escrituras, y la pera el pecado original. La fisonomía de María se refiere a las obras de Dirk Bouts, con una dureza escultórica en su acabado que recuerda a Squarcione y Mantegna. La opinión actual es que los rasgos de María reproducen los de su esposa Agnès Frey. El recinto remite a la escuela flamenca o del norte de Italia. La elección de añadir numerosos angelitos también es original, ya que, además de los que tradicionalmente sostienen la corona de María suspendida en el aire, aparecen otros agitando incensarios e incluso uno abanicando al Niño, con regordetas fisonomías que rompen con la tradición de Hans Memling para acercarse más bien a la obra de Mantegna.

Las representaciones laterales de los santos, representadas en medias figuras más allá de un parapeto que ocupa el tamaño del alféizar del compartimento central, están marcadas en cambio por un "horror vacui", con una presencia sobreabundante de querubines en el fondo superior.

 

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