ALBERTO DURERO - OBRA SACRA
GRAN PASIÓN

29/04/2021


 

 

Con el título de Gran Pasión (hacia 1497-1510) conocemos una serie de 12 xilografías realizadas por Alberto Durero, cuyas mejores reproducciones se encuentran en el Museo Albertina de Viena. Alrededor de 1497 comenzó a pensar en un proyecto ambicioso, en muchos aspectos innovador, preparando una edición ilustrada de la Pasión de Cristo, en la que trabajó simultáneamente con el "Apocalipsis" y que solo se publicó en 1510.

Al igual que con el "Apocalipsis", el artista se encargó del dibujo de las ilustraciones, del tallado de las matrices xilográficas y de la impresión del texto. Las ilustraciones fueron también a página completa en el anverso, seguida del texto en el reverso, por lo que representaba una especie de versión doble, en palabras e imágenes, de la historia, sin que el lector tuviera que comparar cada ilustración con el pasaje correspondiente.

Sin embargo, la Gran Pasión, llamada así para diferenciarla de otra serie de 1511, no tuvo tanto éxito como la serie del "Apocalipsis", tanto por el contenido menos sensacionalista, carente de ese lado fantástico que tanto atraía al público, como porque su conclusión llegó tarde, cuando ya circulaban las siete primeras ilustraciones vendidas como copias aisladas. Durero completó la Gran Pasión en 1510 con una ilustración a modo de portada y las cuatro últimas, y habría publicado como un libro con la adición del texto en latín, además del alemán.

 

 

Los referentes iconográficos que Durero tomó para la Gran Pasión procedían tanto de artistas locales como extranjeros, notándose especialmente la influencia del "Pasmo de Sicilia" de Rafael , sobre todo en "Cristo cargando la cruz", una de las mejores composiciones y seguramente la más madura. La imagen de la procesión que sale de la ciudad y de Cristo derrumbándose bajo el peso de la cruz acentúa las formas tardogóticas de los grabados en cobre de Martin Schongauer; pero al mismo tiempo, especialmente en la construcción anatómica del musculoso verdugo que aparece a la derecha, Durero plasma las imágenes del arte italiano que conoció en Venecia, etapa de la que hablaremos más adelante. Las diferentes formas de estos dos mundos artísticos se reproducen aquí bajo el estilo personal de Durero sin que se produzca fractura alguna.

Hasta la Gran Pasión nunca se había representado la Pasión de Cristo de manera tan dramática como en estas doce xilografías, concebidas individualmente con un fuerte contraste entre el blanco y el negro. Durero dio corporeidad a las figuras con un sistema gradual de incisiones paralelas, que ya se había utilizado durante algún tiempo en el grabado al cobre. En el desarrollo de los relatos pasionistas se produce una progresiva intensificación de lo narrado, logrando que el carácter visionario de los hechos plasmados por el artista conviva con su respeto a las leyes naturalistas que confieren a las figuras una monumentalidad de corte clásico. 

 

 

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