ALBERTO DURERO - OBRA SACRA
SAN JERÓNIMO EN SU ESTUDIO
19/05/2021
Tras volver a su Núremberg natal de su segundo viaje a Italia, Alberto Durero se dedicó a la pintura y al estudio de las matemáticas, y en 1509 reemprendió su actividad de grabador, a la que se entregó casi por completo en los años siguientes, realizando en 1513-1514 tres obras maestras: "El caballero, la muerte y el diablo", "San Jerónimo en su estudio" y "La melancolía" (imagen inferior). Ninguna obra es tan expresiva del panteísmo del mundo creado por Durero como "La melancolía", que el artista grabó en cobre en 1514. En este autorretrato espiritual de Durero, según palabras del experto Panofsky, todo vive en la duda del pensamiento que paraliza el trabajo creativo de la mujer alada. La depresiva figura coronada, sus vestimentas, el flaco perro adormecido a sus pies, el resplandor de la luna, el murciélago, el angelote, el compás y los instrumentos de medida, la balanza, el reloj, el cuadrado mágico que brilla bajo la campana, la perfección de la esfera y la irregularidad del poliedro no son sino impulsos de esa vida que mira dubitativamente el futuro con los conocimientos del presente. A partir de 1515, Durero trabajó para el emperador Maximiliano, hasta la muerte de éste en 1520, el mismo año en que nuestro artista partió hacia los Países Bajos al encuentro del nuevo emperador, Carlos V. Allí visitó Amberes, Brujas, Gante y Malinas, en donde recibió todo tipo de honores y pudo conocer, según relata en su diario de viaje, a los principales pintores del momento: Quentin Metsys, Patinir, Van Orley, Lucas de Leiden, etcétera. Asimismo, admiró las obras de los maestros del siglo XV: Roger van der Weyden, Hugo van der Goes, o Jan van Eyck, cuyo "Políptico de la Adoración del Cordero Místico" le pareció una pintura estupendamente meditada y particularmente bellas las figuras de Eva, de María y del Eterno. Fue quizás el viaje a los Países Bajos lo que ofreció a Durero una visión más majestuosa y noble de la figura humana, una visión en la que los personajes son mostrados con toda la plenitud de sus años y de su posición, especialmente en sus famosos retratos. Así lo atestiguan, entre otros, el de Lorenz Sterck (1521), el de Jacob Muffel (1526), el de Hieronymus Holzschuher (1526) o el del Gentilhombre del Prado (1521). Una versión pictórica de San Jerónimo en su estudio (óleo sobre tabla, 60 x 48 cm) fue pintada por Durero en los Países Bajos para Rodrigo Fernandes de Almada, jefe de la misión comercial portuguesa en Amberes. Se conocen cinco bocetos, referidos a los detalles y al retrato. El pintor tomó como modelo a un hombre de 93 años, cuya figura ocupa casi toda la superficie del cuadro, y optó por reducir al mínimo el espacio circundante para dar mayor énfasis al simbolismo de los atributos sobre los que el santo llama la atención del espectador. La composición de San Jerónimo en su estudio es un modelo de equilibrio, con una diagonal imaginaria que va de la pluma al crucifijo y el fuerte contraste entre el fondo verde y el rojo de las prendas. Los libros, el crucifijo y la calavera dan a esta interpretación del Doctor de la Iglesia el cariz de "Vanitas", una solución estrechamente relacionada con el pensamiento de Erasmo de Rotterdam. Los dibujos preparatorios sobre papel oscuro, empleando Durero tintas marrones y blancas, muestran desde un primer momento la importancia que el artista quiso dar a luz en la realización de este cuadro de San Jerónimo en su estudio, visible tanto en el cráneo, como, sobre todo, en los efectos logrados en las barbas y en la piel del santo, donde el pintor define la luz mediante un cúmulo de pequeñas líneas blancas paralelas, cuyo proceso no es muy diferente al que había utilizado en los mencionados dibujos. Rodrigo Fernandes de Almada se llevó el cuadro a Portugal, donde permaneció en su colección familiar hasta 1880, cuando fue donado al Museu Nacional de Arte Antiga en Lisboa. La obra, aunque estuvo durante mucho tiempo en manos privadas, gozó de una amplia notoriedad, de hecho hay varias copias de la misma, especialmente por parte de pintores holandeses. El motivo del dedo de San Jerónimo apuntando al cráneo fue tomado por Durero de un grabado del mencionado Lucas de Leiden, realizado también en 1521. |
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