ALBERTO DURERO - OBRA SACRA
LOS CUATRO APÓSTOLES
30/05/2021
Los últimos años de la vida de Durero, disminuido físicamente por la fiebre palúdica que había contraído seguramente en los Países Bajos, los pasó en su Núremberg natal dedicado a la pintura y, de manera especial, a recopilar sus estudios teóricos, que pretendía reunir en una gran obra titulada "Speis der Malerknaben" ("Alimento para los jóvenes pintores"), pero que solo llegaría a publicar parcialmente en la "Instrucción acerca de la manera de medir" (1525), el "Tratado de las fortificaciones" (1527) y el "Tratado de las proporciones del cuerpo", que salió publicado póstumamente en 1528, el mismo año del fallecimiento de Durero. Dos años antes, el pintor realizó su última obra sacra y su última obra pictórica completa, conocida como Los cuatro apóstoles, aunque en realidad representan a San Juan Evangelista, San Pedro, San Pablo y San Marcos, que no fue apóstol de Cristo. El título lo recibió en 1538 cuando un artista local se encargó de dorar los marcos del díptico, en el que aparecen dos santos por cada tabla, que Durero pintó al óleo sobre madera de tilo. Cada tabla es de tamaño superior del natural (215 x 76 cm). Los cuatro apóstoles no solo constituyó un verdadero testamento espiritual de Durero, quien demostró con creces el poderoso resultado que todavía podía dar su arte, sino su personal protesta ante las acusaciones de idolatría que los artistas alemanes sufrieron en la era luterana, lo que conllevó una drástica reducción en los encargos de obras. En respuesta, Durero pintó en 1526 pintó estos dos paneles monumentales, verdaderos símbolos de la virtud cristiana, que donó al Ayuntamiento de su ciudad, donde fueron expuestos. Aunque las obras no habían sido encargadas, el artista recibió del consistorio la cantidad de 100 florines. En 1922 fueron reintegradas a las tablas las dos largas inscripciones de contenido moral que llevaban debajo, transcritas por el calígrafo Johann Neudorfer. Dichas inscripciones fueron retiradas en 1627, cuando fueron llevadas a Múnich por orden de Maximiliano I, pues su contenido fue considerado herético y perjudicial para su condición de soberano católico. Las dos copias de Los cuatro apóstoles que entonces se hicieron para el Ayuntamiento de Núremberg llevaron las inscripciones originales hasta 1922. Dichas inscripciones contenían un llamado a los "gobernantes seculares" a respetar la pura palabra de la Biblia y a tener cuidado con los "falsos profetas". Una especie de advertencia respaldada por citas de los escritos bíblicos, en conexión con la Reforma Protestante introducida en Núremberg en 1525. El destinatario de la advertencia fue el consejo de la ciudad imperial de Núremberg, al que Durero entregó las tablas. Un panel muestra a Juan con un gran manto rojo, dominando la escena mientras lee su evangelio, detrás aparece la cabeza de Pedro con las grandes llaves del Cielo en la mano, también concentrado en la lectura. El otro panel muestra a Pablo vestido de blanco y sosteniendo un pesado libro con tapa de cuero y la espada, su atributo típico, mientras que detrás Marcos emerge de la oscuridad, sosteniendo un rollo de pergamino. Se conservan dibujos preparatorios de las cabezas en las ciudades de Berlín y Bayona. En las cuatro monumentales figuras confluyen influencias venecianas, sobre todo de Giovanni Bellini. Todas constituyen la culminación de la investigación pictórica de Durero, dirigida a la búsqueda de la belleza expresiva y a la precisión de la representación de la persona humana y la representación en perspectiva del espacio. No faltan referencias filosóficas y simbólicas, como la referencia a los cuatro temperamentos de la teoría de los cuatro humores: el sanguíneo (Juan, vestido de rojo), el flemático (Pietro), el colérico (Marcos) y el melancólico (Pablo). Además, cada personaje corresponde a una edad diferente en la vida del hombre. Durante un tiempo se pensó que Los cuatro apóstoles se prepararon originalmente para un tríptico que nunca se completó, una hipótesis que en realidad no tiene fundamento; de hecho, Durero los concibió y completó como se admiran hoy en la Alte Pinakothek de Múnich, tal y como confirmó un análisis técnico realizado en 1960. |
FUENTES PORCU, Constantin. Durero, Madrid, Unidad Editorial, 2005. AA.VV. "Durero y el Renacimiento clásico", en Pintura y Renacimiento en los países germánicos, Barcelona, Editorial Planeta, 1996. OTTINO DELLA CHIESA, Angela. L'opera completa di Dürer, Milán, Editorial Rizzoli, 1968. DELGADO, Dolores. Rostros y manos. Pintura germánica antigua y moderna (folleto de exposición), Madrid, Ediciones del Museo Thyssen-Bornemisza, 2012. FRASSANI, Alessia. Artistas, mecenas y feligreses en Yanhuitlan, Mixteca Alta, siglos XVI a XVII, Bogotá, Ediciones Uniandes, 2017. |
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