GRECIA. FUENTE DEL ARTE OCCIDENTAL (VI)
CERÁMICAS

Con información de Miguel Molet


 

"Es fantástico descender de Grecia, la tierra que ha dado la luz al mundo."

Victor Hugo

 

     
     

Ánfora de Eleusis

Pintor de Polifemo
Estilo protoático (hacia 670 a.C.)
Terracota
142 cm
Museo de Eleusis

Ánfora con Áyax y Aquiles jugando Damas

Execias
Estilo ático (hacia 550-540 a.C.)
Terracota
Detalle de una obra procedente de Vulci
Museos Vaticanos

 

Fueron los griegos quienes dieron nombre al arte del que hablamos: cerámica deriva del griego keramicos, que significa "cuerno". El aceite sagrado del tabernáculo se conservaba en un cuerno, y éste fue una de las especies más primitivas de vasos, de donde surgió la palabra, que se aplicó al arte de fabricar objetos de terracota tan artísticos como prácticos, barnizados en las épocas más antiguas y después vidriados.

Los griegos, al igual que los etruscos y los romanos, alcanzaron un gran refinamiento en la cerámica. Los vasos griegos, sobre todo los fabricados en las ciudades de Atenas y Corinto, eran espléndidos, y se han conservado algunos que se pueden admirar en los museos. Había vasos cubiertos de una capa delgada de barniz negro, muy sólido, con figuras rojas allí donde la superficie quedaba al descubierto, y vasos de barro rojo descubierto, en los que, por el contrario, las figuras eran negras.

El estilo protogeométrico nace en el siglo XI, según las excavaciones realizadas en el cementerio de cerámica de Atenas. Este cementerio fue utilizado durante varios siglos por los ceramistas, que habían instalado cerca de él sus talleres para fabricar, no solo objetos de uso cotidiano y ritual, sino también reproducciones de objetos hechos con otros materiales, sobre todo para los enterramientos.

A este periodo protogeométrico sucede, a mediados del siglo X, el geométrico, que dura unos dos siglos. Todas las formas antiguas se modifican entonces radicalmente, excepto en Creta y Chipre donde se mantuvo la tradición. Las transformaciones más radicales se produjeron en la policromía, con predominio del color negro brillante, y en la decoración, siendo las fajas decorativas cada vez más numerosas.

A partir de principios del siglo VIII a.C. se asiste a una transformación de profundas consecuencias: la aparición de la figura humana en la decoración de la cerámica. Los vasos de los siglos VII y VI a.C. muestran figuras dibujadas como sombras negras sobre fondo claro. Los decoradores grababan los trazos interiores con puntas duras y destacaban ciertas partes con toques de blanco y de rojo. Las figuras, como en procesión y casi todas representadas de perfil, narraban un hecho mitológico o representaban una escena de la vida común.

En los últimos decenios del siglo V a.C. se nota una innovación. Las figuras negras sobre fondo claro son ahora rojas sobre fondo negro. A los vasos de cerámica se les da un hermoso tono rojo vivo, que es el de las figuras, y el fondo se pinta de negro, con el que se trazan también los detalles internos o dintornos.

 

 

La cerámica griega es heredera de la cretense. A su vez, la griega influyó sobre toda la cerámica mediterránea a través de los mercaderes griegos. Resulta interesante resaltar su valor, ya que a través de la cerámica que ha llegado hasta nosotros, se pueden estudiar muchos aspectos de la cultura griega.

La cerámica romana, por ejemplo, es heredera de los modelos y técnicas griegas o etruscas. Fue producida en gran cantidad de forma estandarizada y exportada a todo el Imperio, gracias a sus excelentes artesanos y a la introducción de métodos de fabricación en cadena en sus factorías.

Entre los tipos romanos está la "terra sigillata" o "cerámica sellada" (en la imagen superior, ejemplar alemán del Clemens-Sels-Museum de Neuss), un engobe coloidal (mezcla de agua y arcilla) originario de Arezzo, rojo brillante, con relieves y a menudo adornado con sellos. Suele imitar otros materiales como el bronce.

 

Fotografía inferior de Hartmann Linge

 

FUENTES: AA.VV. "El despertar del arte griego", en "La Antigüedad Clásica", volumen II de Historia del Arte, Barcelona, 1997, pp. 24-26; CID PRIEGO, Carlos. "El arte antiguo", volumen II de Uteha, Barcelona, 1970, pp. 600-601.

 

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