GRECIA. FUENTE DEL ARTE OCCIDENTAL (VIII)
TEATRO

Con información de Carlos Cid Priego


 

"Excepto las fuerzas ciegas de la naturaleza, nada se mueve en este mundo si no es griego en su origen."

Henry Maine

 

     
     
Teatro de Epidauro. Siglo IV a.C.
     
     
     
     
     
     
Teatro de Dionisos (Atenas) Hacia 325 a.C.

 

Uno de los más preciados legados de la cultura griega es el teatro. El éxito de los grandes autores y la expectación que causaban las representaciones propiciaron la aparición de grandes creaciones arquitectónicas como las de Epidauro, Dionisos, Torico o Pérgamo. Dicho auge coincide con el llamado "clasicismo griego", que cubre los siglos V y IV a.C., aproximadamente, durante los cuales Atenas pasó a dominar el Egeo y parte del Mediterráneo. Dicho clasicismo termina con la muerte de Alejandro Magno, en 323 a.C.

Las representaciones teatrales tienen su origen en las festividades religiosas que se celebraban anualmente en honor de Dionisos. Les dio impulso la iniciativa del dramaturgo Tespis, quien recorría las poblaciones griegas en un carro tirado por bueyes. Más adelante, sobre todo tras la segunda mitad del siglo V a.C., se hicieron construcciones apropiadas para las representaciones dramáticas que constaban de tres partes: la orquesta, para el coro -originariamente destinada a los rituales dionisiacos en torno a un altar-; la escena o podio, donde recitaban los actores, generalmente con un edificio detrás -en sus orígenes, no era el lugar donde actuaban los intérpretes, sino que se usaba más bien para cambios de vestuario-, y el kōilon o teatro propiamente dicho, reservado a los espectadores y formado por galerías excavadas en semicírculo en la ladera de una colina.

El teatro era conocido anteriormente en forma de espacios destinados a representaciones religiosas o corales. A partir de la fecha señalada, el carácter sagrado de las ceremonias, en el curso de las cuales se representaban las obras, y la popularidad de la literatura y del teatro eran elementos esenciales de la vida de la ciudad. La integración real del teatro en el tejido urbano aún tardaría sin embargo en realizarse de forma plena.

Los actores cubrían su cara con una máscara provista de una bocina que hacía más sonora su voz. Usaban también largas túnicas de colores vivos y, para elevar su estatura, calzaban coturnos con suelas de varios centímetros de espesor. En el segundo cuarto del siglo V a.C., Esquilo y Sófocles aumentaron a dos y tres el número de actores dado el rápido gusto por el movimiento escénico.

Por otro lado, la importancia del teatro en el desarrollo del arte griego y de la representación dramática fue muy grande. Los paneles que decoraban la escena en tiempos de Esquilo ya eran pintados, y Agatarco de Samos escribía a la sazón un manual de escenografía. Puede imaginarse la importancia de estas realizaciones para la creación de la perspectiva o de la profundidad a través de la voluntad del escenógrafo de crear paisajes naturales frente a los espectadores, quienes, acostumbrados al teatro, podían comprender más fácilmente de esta manera, por ejemplo, los detalles iconográficos de la cerámica. En todos estos aspectos, el teatro es una de las creaciones más importantes de la arquitectura social del siglo V a.C.

Finalmente, cabe destacar la perfecta acústica de los teatros griegos, que permite escuchar nítidamente a los actores desde cualquier localidad, incluida, evidentemente, la última fila.

 

 

Resulta interesante destacar la transcendencia de los dramas griegos. Mucho han influido ciertas tragedias en épocas posteriores; o toda la pieza en sí misma o, al menos, su trama argumental, el tema mítico, pues los mismos mitos que ya habían tomado los poetas trágicos de las antiquísimas leyendas transmitidas por los épicos han seguido sirviendo en los siglos siguientes como fuente de inspiración de numerosos autores.

Algunos mitos resultan atractivos con preferencia y son recreados una y otra vez; en ocasiones, trasladados por el autor respectivo a su momento presente e incluso añadiendo ciertas connotaciones políticas, sociales... Especial repercusión ha tenido el drama de Edipo y Antígona, tratado por autores como Voltaire, Brecht, Cocteau o T.S. Eliot, y los personajes de otra familia maldita: Agamenón, Electra y su hermano Orestes, adaptados por O'Neill, Sartre o Piñeira. Igualmente hay otros mitos de gran pervivencia como Medea o Prometeo.

Y no solo en la literatura. No nos olvidemos de esa derivación del teatro en el mundo moderno que es el cine. Por citar solo algunos de los filmes más destacados, y limitándonos a los que proceden de tragedias, recordemos los de Mihalis Kakogiannis -Electra (1961), Las Troyanas (imagen superior, 1971) e Ifigenia (1976)-, Jules Dassin -Fedra (1962)-, Pier Paolo Pasolini -Edipo Rey (1967) y Medea (1970)- o Manuel Mur Oti -Fedra (1948)-.

 

Fotografías superiores de Carole Raddato y Jorge Láscar

 

FUENTES: CID PRIEGO, Carlos. "Costumbres de los Pueblos Antiguos", volumen II de Uteha, Barcelona, 1970, p. 485; AA.VV. "Sociedad y Arquitectura en la Grecia Clásica", en "La Antigüedad Clásica", volumen II de Historia del Arte, Barcelona, 1997, pp. 81 y 91-94; ESTEBAN, Alicia, ESTEBAN SANTOS, Alicia y Mercedes AGUIRRE. Cuentos del Teatro Griego: Las Leyendas de Agamenón y Edipo según la Tragedia, Madrid, 2000, pp. 137-138.

 

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