LA OBRA DE ANTONIO ILLANES (I)
VIRGEN DE LA PAZ (SEVILLA)

Sergio Jesús Parra Medina


 

Abrimos un nuevo especial dedicado a las obras más relevantes del escultor de Umbrete (Sevilla) con vistas a una futura reedición de su obra literaria y la creación de un certamen de imaginería en su localidad natal.

 

 

 

Corría el año 1937, cuando Antonio Illanes, en el llamado "Viejo Estudio" de la sevillana Calle Santiago, realizaba uno de los primeros retratos de su esposa Isabel Salcedo. Al encarnar la escultura, el artista sintió que la obra resultaba una imagen de Virgen Dolorosa. De esta manera, trabajó en la última imagen que realizará antes de pasar a su famoso estudio de la calle Antonio Susillo, n º 9.

Esta acertada imagen de 1937 sufrió un antes y un después tras la restauración de Sebastián Santos Rojas en 1960, año en el que su autor, Antonio Illanes, trabajaba intensamente en su otro estudio de Madrid, donde residió alrededor de seis años. ¿Cuál sería la sorpresa del gran artista, al volver y notificar el cambio de la imagen, que se produjo "por amor al arte"? Esta mal llamada restauración de Sebastián Santos, consistió básicamente en la aplicación de una nueva policromía, aunque algunos artistas que vivieron el cambio, aseguran que se profundizó sobre el modelado de la misma.

Cuentan que Illanes se dirigió al que fue su compañero de Escuela, Sebastián Santos Rojas, para que, de algún modo, le justificará los motivos por los cuales tuvo que aplicarle una nueva encarnadura a su Virgen de la Paz, sin encontrar más respuesta que un alarde de presuntuosa perfección en las propias policromías del onubense. Sobre este encuentro, no he encontrado nada por escrito que nos pueda confirmar lo sucedido, aunque de manera interesante, Illanes incluye a Sebastián Santos en un capítulo de su libro Del Viejo Estudio (1965), dónde nos lo describe con afinidad y cierto "pique", juzguen ustedes mismos lo que a continuación les transcribo:

 

"Cara bondadosa de Luna llena tenía el arrobadizo Sebastián Santos (santo por canonizar); escultor e imaginero. No había más que meterle las manos en los bolsillos para encontrar siempre dulces castañas y bellotas de su terruño agreste, Higuera de la Sierra.

Cualquiera, al verle con su talante rústico, pese a no llevar zamarra, diría ser un bíblico rabadán de la tierra montañera de Getsemaní. Ascético, de humildad monjil, chocante y depresiva, pero siempre digna.

Condiscípulo en nuestro estudios, pero tan púdico que en la clase del natural sólo dibujaba el busto de los modelos, Muy ahorrativo, ha llegado a ser propietario de varias fincas urbanas y rústicas, aunque siempre trabajó en reducido cuarto, cual ruin celda. Una vez habló a su prole de esta suerte: “Dueña mía y amadísimos hijos en Cristo: Hoy es un día grande entre nosotros ( había cobrado buena moneda por una imagen que había vendido); nunca os llevé al teatro, a ninguna sala de fiestas ni a los regocijos públicos, porque el demonio reina en esos antros y conduce a la perversión. No embargante y siendo indulgente, con la permisión del Altísimo (santiguasen todos) aflojaré las riendas y la escarcela y esta tarde iremos todos al cine.

Y aquel gran día, fueron con profundo recogimiento a ver el espectáculo, pero ¡oh, Dios de las grandes sorpresas! Al pasar por delante de una iglesia, tenía las puertas abiertas y, como rebaño hacia el redil, entraron en el templo, donde se celebraba una lúcida función de gala, y entre rezos y golpes de “yo pecador”, se les fueron las dos horas del cinema. Pero salieron camino del hogar enfervorizados y más gozosos que si hubieran visto diez películas de Juanita Reina".

 

De manera objetiva y crítica, puedo ofrecer mi punto de vista, considerando que tras comparar fotografías de la Virgen de la Paz, antes y después de la restauración, no encuentro en el modelado alteraciones, aunque sí, una perdida de expresión importante en el arqueamiento de cejas y en el modelado del arco superciliar.

La Virgen de la Paz, originalmente, sufría más que tras la restauración del año 1960. Hoy día vemos una dolorosa más dulcificada que contrasta notablemente con la otra dolorosa de Antonio Illanes, la Virgen de las Tristezas de la Hermandad de la Vera Cruz (1942), "prima hermana de la Virgen de la Paz" y conservada perfectamente tal y como la concibió el artista.

Con todo ello, podemos preguntarnos, ¿el por qué de tantas "restauraciones" que han luchado y luchan por no conservar, si no por renovar y enterrar los valores artísticos originales de las obras de arte?

 

FUENTES

GÓMEZ, José María. "Antonio Illanes ha tallado el busto de Bécquer", en El Correo de Andalucía, Sevilla, 27 de Febrero de 1973.

ILLANES RODRÍGUEZ, Antonio. "Del viejo estudio", en Historia de las Cofradías de Sevilla, Sevilla, ABC. Prensa Española, 1965.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com