IMAGO PIETATIS (IX)
25/06/2020
Según Xavier de Salas, la obra "Cristo muerto sostenido por un ángel" del pintor italiano Antonello da Messina (Messina, 1430-1479) es una obra maestra, una de tantas de las que conserva el Museo Nacional del Prado de Madrid, pero tiene una condición especial ya que es una de las obras de arte que más modernamente ha sido adquirida por la prestigiosa pinacoteca y que tienen dicha condición de obra maestra. El cuadro fue adquirido por el Museo en 1965 a un particular de Irun (Gipuzkoa) que lo había heredado de su abuela, Rosa Mendiluce, quien a su vez lo había comprado en 1881 a Matías Yáñez Ribadeneira, vecino de Monforte de Lemos (Lugo). Se suponía, en aquel momento, que el cuadro podía proceder de la colección del cardenal Rodrigo del Castro, fundador del Colegio de la Compañía de Jesús en Monforte (ver enlace inferior), pero Sáez González propuso que la obra formaba parte de la colección pictórica de Pedro Fernández de Castro, sobrino-nieto de Rodrigo, VII conde de Lemos y virrey de Nápoles entre 1610 y 1616. Esta obra de Antonio di Giovanni de Antonio, quien sería conocida como Antonello da Messina por su localidad natal, fue pintada hacia 1476, año en el que el pintor regresó a Messina tras rechazar la oferta de convertirse en retratista oficial de los Sforza en Milán. Como podemos ver en "Cristo muerto sostenido por un ángel" y otras obras como la "Anunciación" de Palermo, durante sus últimos años de trayectoria en Messina, el artista acentuará en gran medida el realismo y la intensidad expresiva hasta extremos realmente sorprendentes. Ambas piezas fueron pintadas entre 1476 y 1478 por encargo de un particular. Siguiendo la estela de la Imago Pietatis, la escena creada por Antonello da Messina no se halla en ningún evangelio. Cristo ya ha sido descendido de la cruz y está a punto de ser colocado en el sepulcro. Antes de llevarse a cabo el entierro, un lloroso ángel nos lo muestra muerto en todo su drama: la cara con la boca aún abierta, los brazos desplomados, las manos rotas y el costado abierto del que todavía fluye abundante sangre. Ambas figuras se integran en un paisaje con cráneos y troncos secos en primer plano que simbolizan la muerte, mientras al fondo la ciudad y el verde de la naturaleza simbolizan la Resurrección. Como hemos apuntado, es sin duda una obra realizada para una devoción privada, pintada para inducir a aquellos que la contemplan a meditar sobre la Pasión de Jesús, propósito de toda Imago Pietatis. Detalles de la composición como el realismo con el que se representa la muerte, el contraste entre la tez rosada del ángel y la cadavérica de Cristo, el profundo pesar del querubín, y el contraste entre las figuras y el paisaje, involucran emocionalmente al fiel, recordándole a qué precio Cristo ganó su salvación. El semblante de Cristo guarda estrecha relación con otra pequeña tabla pintada por Antonello da Messina, titulada "Cristo en la columna" (hacia 1476), que ahora podemos visitar en el parisino Museo del Louvre. Tanto el maltratado cuerpo de Cristo como su rostro aún dolorido, están representados de forma muy natural, lo que se contrarresta con la belleza idealizada del rostro del ángel. No debe sorprendernos que este cuadro de Antonello da Messina, al igual que otros de su producción, haya estado atribuido durante mucho tiempo a Durero ya que, en los inventarios italianos de los siglos XVII y XVIII, mucha pintura flamenca o de artistas italianos de gran calidad, con semejanzas estilísticas con la nórdica, era considerada de este maestro alemán o de Lucas van Leiden. En esta Imago Pietatis, esas semejanzas se concentran sobre todo en los cabellos del Cristo y algunos detalles del paisaje. Las últimas investigaciones constatan que el marco original de esta tabla conserva restos de un dispositivo para sostener una cortina que la cubría. Para los espacios de devoción privada, el empleo de cortinas o portezuelas aislaba las pinturas del resto de la habitación. Su uso también permitía al fiel seleccionar, dentro del repertorio disponible dentro del espacio devocional, las pinturas a venerar durante su recogimiento. |
FUENTES SÁEZ GONZÁLEZ, Manuela. "Sobre la procedencia del Cristo muerto de Antonello da Messina", en Cuadernos del Museo del Prado, tomo XXVII, nº 45, Madrid, Museo del Prado, 2009, p. 26. GONZÁLEZ GARCÍA, Juan Luis. Imágenes sagradas y predicación visual en el Siglo de Oro, Madrid, Ediciones Akal, 2020, p. 300. |
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