ARTE INCA (III)
LOS TEJIDOS

Carlos Cid Priego


 

 

Cada pueblo parece haber elegido una técnica y un material determinado para verter en él toda su amorosa inspiración. No importa que sea rico o pobre, el caso es que se avenga con su mentalidad o disposición anterior. Si para los quimbayas fue el oro, y el barro entre los chimúes, el favorito de los incas fue el arte del tejido. Junto con las grandes construcciones, caracteriza su vocación estética.

El tejido en la época Inca era un símbolo de status, indicador de prestigio y poderío social, era obsequiado como dádiva muy preciada a los señores principales de las comarcas y estaba presente en todas las actividades económicas y sociales. El uso, manejo y distribución de los tejidos era asignado por el Estado.

Había dos clases principales de géneros: abasca y cumbi. El primero es burdo, de lana de llama y guanaco. El cumbi se hacía de lana de vicuña, servía para las personas ricas, y en él se manifestó el arte textil.

Se teñían los hilos con colores muy intensos: amarillo cadmio, de chilca; gris suave, de molle; verde profundo, de muña; negro, de alpaca; rojo, de cochinilla; y azul, de añil. Los telares eran sencillos bastidores de madera para trabajar a mano. Hubo varios tipos, incluso uno doméstico.

Los motivos decorativos son de gran fantasía, dentro del geometrismo y estilización que siempre impone este trabajo. Una curiosa teoría supone que los geométricos (tocapus) nacieron de errores o accidentes casuales durante la labor, pero muchos de dichos motivos, que sustituyeron a los figurativos, son también ideográficos: los rombos concéntricos son ojos; zigzags, el rayo; rectángulos, parcelas agrícolas; motivos escalonados, la tierra. Junto a ellos aparecen seres derivados de formas humanas, animales y vegetales.

El estilo decorativo, con el meandro como elemento fundamental, ofrece curiosas semejanzas con los de toda América. Es un hecho que el sentido estético de un pueblo se exprese sobre todo en su ornamentación. En el caso del mal llamado Nuevo Mundo, tales coincidencias significan un substrato común de todos sus pueblos, al menos en su manera de pensar e interpretar las cosas.

Los incas incrementaron la producción textil imponiendo una mita o tributo textil, la cual los obligaba a tejer para el Estado. Así el tejido adquirió un valor ponderado que revela relaciones políticas y socioeconómicas del Estado. La mita era una especie de homenaje al gobierno del Inca, en forma de trabajo comúnmente.

 

 

FUENTES: http://textiles.perucultural.org.pe.

 

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