MES DE JUNIO 2008 - FRANCISCO BUIZA
CRUCIFICADO - CALAÑAS (HUELVA)

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 
 

 

"Contaba Buiza que el mismo día que se independizó, su maestro le dio estas recetas y le dijo: este será tu pan, si lo compartes, ya sabes que estás repartiendo tu pan (y esa sentencia dicha en la postguerra era difícil no tenerla en cuenta), y mantuvo su secreto hasta casi el final de su vida, y como si de una ceremonia se tratara me repitió las mismas palabras que a él le dijera su maestro".

Dicha anécdota, narrada en 1997 por el escultor Francisco Berlanga de Ávila en una mesa celebrada en Sevilla en torno a su maestro Buiza define a la perfección el espíritu del que fue, sin duda alguna, uno de los mayores exponentes del arte religioso español de la segunda mitad del siglo XX.

Para Navarro Soriano, "Buiza es un hombre hecho a sí mismo, un escultor que permanece todavía en un mundo que ya no existe, el mundo del aprendizaje minucioso y de la fórmula secreta del taller, el mundo de los gremios; y esa forma de hacer y entender la escultura forma parte indisoluble de su propio estilo, es su estilo".

Una de las primeras muestras de dicho aprendizaje volvemos a encontrarla en la parroquial del municipio onubense de Calañas. Se trata del monumental Cristo Crucificado que recibe culto en el testero del brazo derecho del crucero. Es obra realizada en el año 1952 y pertenece, como el altorrelieve del "Bautismo de Cristo" que analizamos en nuestra primera entrega, a la remesa de piezas llevadas a cabo por el escultor para reponer lo destruido en los disturbios de 1936.

Como creación primeriza, adolece de incorrecciones y torpezas de principiante en su modelado; aún así, contribuiría decisivamente a asentar las bases de una iconografía cultivada con bastante éxito por Buiza -sobre todo en el sevillano "Cristo de la Sangre" (1966) de la Hermandad de San Benito, del que el crucificado de Calañas se puede considerar una especie de borrador-, quien siempre se basó en los modelos mesinos sobre el tema, establecidos a partir de las premisas formuladas por el maestro Montañés.

A nivel estilístico, los crucificados de Buiza se distinguen también por la robusta anatomía, el expresivo semblante y la voluminosa cabeza, enmarcada por espesos cabellos oscuros.

 

 
 

 

FUENTES

NAVARRO SORIANO, Isidora y Santiago RODRÍGUEZ LÓPEZ: "Escultores e imagineros del Patrimonio Escultórico de la Semana Santa de Jumilla (Parte I)", en Semana Santa Jumilla 2007, Jumilla, 2007, pp. 40-49.

 

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