150 ANIVERSARIO DE GUSTAV KLIMT
EL BESO
Verena Perlhefter. Con información de Jesús Abades
Precursor del arte moderno, vehemente transgresor artístico, padre de la secesión vienesa, pintor de ágil dibujo y enorme destreza, artífice de la sensualidad más sugerente... Estos y muchos otros calificativos ha recibido un genio austriaco cuyas creaciones figuran hoy entre las más cotizadas y admiradas del mundo. |
Gustav Klimt nace el 14 de julio del año 1862 en Viena, segundo de cinco hermanos. En 1876 ingresa en la Escuela de Artes y Oficios del Museo Austríaco de Arte e Industria (actualmente Universidad de Artes Aplicadas de Viena). En 1883, Klimt, su hermano Ernst y Franz Matsch fundan la Künstlerkompagnie (Compañía de Artistas) y realizan diversos decorados para teatros europeos. En el año 1887 el Ayuntamiento de Viena encomienda a los hermanos Klimt dos grandes acuarelas en recuerdo del interior del antiguo Burgtheater: Gustav Klimt pinta el auditorio visto desde el escenario. En 1890 recibe el Kaiserpreis (Premio Imperial). Al año siguiente, les encargan pintar las pechinas de la escalera principal del Kunsthistorisches Museum de Viena. Por aquellas fechas, Gustav Klimt se hace miembro de la Künstlerhaus-Genossenschaft (Sociedad de la Casa de los Artistas). Al morir, en el año 1892, el padre de Klimt y su hermano Ernst, Gustav se hace cargo de su madre, una hermana soltera, su cuñada y la hija de ésta. Se disuelve entonces la Künstlerkompagnie. El óleo sobre lienzo El Beso, de 180 x 180 cm, fue realizado entre 1907 y 1908. Esta obra, expuesta en la Österreichische Galerie Belvedere de Viena, se halla en plena armonía con los cánones del movimiento Secession, que en el resto del mundo se conoció también como Modernismo o Art Nouveau. Está pintado sobre tela y decorado con mosaicos en oro en el fondo. Klimt tenía predilección por los mosaicos de Rávena. El hombre, de pie, se inclina para besar a la mujer, la cual está arrodillada sobre la hierba, entre flores, y parece aceptar el beso, tomando así parte emocional en la escena. Sólo la cara y los brazos son realistas; el resto de las figuras está compuesto por colores planos y formas geométricas combinadas. Por otro lado, el rostro de la mujer queda encerrado entre las manos del hombre, quien rodea el cuello de la amada con el brazo. Los personajes, enmarcados por un óvalo, están vestidos con largas túnicas, similares a las que Klimt, gran defensor del atuendo informal, solía llevar en su ámbito privado. Ello conecta con los principios liberadores que inspiraban el pensamiento modernista, contrario a las etiquetas masculinas que encorsetaban a los varones y a los corsés utilizados para moldear la figura femenina. Como hemos apuntado, las sugerentes formas geométricas se combinan: si en el vestido del hombre aparecen rectángulos colocados verticalmente, en el de la mujer se opta por decorarlo con círculos concéntricos; así mismo, sobre el oro que cubre al hombre distinguimos formas rectangulares en blanco y negro, mientras que en la mujer todo queda salpicado de ramos de flores y formas redondeadas, libres de cualquier arista. |
FUENTES BAHR, Hermann. Contra Klimt, catálogo de la exposición La destrucción creadora. Gustav Klimt, el friso de Beethoven y la lucha por la libertad del arte, Fundación Juan March, Munich, 2006. |
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