LA OBRA DE ANTONIO CASTILLO LASTRUCCI (XV)
ASUNCIÓN (ALMONTE - HUELVA)
Jesús Abades y Sergio Cabaco
La monumental escultura (205 cm) fue realizada por el imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci en el año 1940 para la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción del municipio onubense de Almonte. Ha sido restaurada por Antonio León Ortega (1978) y Ana Beltrán Ruiz (2006). De gran belleza, es efigie de bulto redondo y sustituye a una anterior, destruida en los incidentes de 1936. Como titular del templo almonteño, ocupa la presidencia del mismo en un templete tallado y dorado por Francisco Ruiz Rodríguez, artista sevillano popularmente conocido como Currito el Dorador. Responde a la típica iconografía asuncionista, iniciada en el siglo XV y popularizada a partir de la centuria siguiente, en el sentido en que es representada por el autor sobre un trono de nubes, con las manos unidas sobre el pecho en señal de oración y vestida de blanco y azul, colores que remiten a la pureza de su concepción. El brillante dorado que presenta tanto la nube como parte de los pesados ropajes - vueltas del manto, adornos de la túnica y orillas de ambas prendas- aluden a la condición de mujer vestida de sol instaurada desde la visión de San Juan Evangelista en la isla griega de Patmos, símbolo de la total entrega de la Virgen a Dios. Carece, sin embargo, del vuelo en las vestiduras propio del pasaje, y la mirada tampoco se halla elevada a las alturas, como suele ser usual, vislumbrando ya la gloria que alcanzará en los cielos junto a la Trinidad cristiana, sino que aparece suavemente inclinada hacia la derecha, como queriendo dar la última despedida a los discípulos que la contemplarían asombrados si se recreara el simulacro al completo. La dulce sonrisa que realza el encanto del rostro manifiesta la glorificación alcanzada por María. |
Fotografías de Sergio Cabaco
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