EL MARTIRIO DE SAN SEBASTIÁN (III)
JOACHIM WTEWAEL
Con información de Sergio Cabaco y Jesús Abades
Este óleo sobre lienzo (169,23 x 125,1 cm), perteneciente a la colección del Museo Nelson-Atkins (Kansas City, Estados Unidos), posee gran interés no solo desde el punto de vista artístico, sino también iconográfico, ya que representa los preparativos del martirio, menos frecuentes en los simulacros pictóricos. El santo se encuentra ya de pie y casi desnudo contra un árbol, al que es atado por dos arqueros que se disponen a cubrirlo de flechas. Un querubín desnudo desciende de los cielos para colocar una corona de hojas de laurel sobre la cabeza de Sebastián y entregarle una palma como símbolo de un martirio que no llegó entonces a consumarse. En segundo plano, a la izquierda, se ven otros tres soldados que se dirigen al lugar de la ejecución, un claro de un denso bosque que deja ver a la derecha una casa de campo. El autor de la obra, Joachim Wtewael, nació y murió en la ciudad holandesa de Utrecht (1566-1638). Al principio de su carrera, viajó durante cuatro años por Italia y Francia, donde estudió principalmente el trabajo de la Escuela de Fontainebleau. Fue en 1592 cuando regresó a Utrecht. Wtewael es visto como el manierista más importante del norte de Holanda. Su estilo se caracteriza por una naturaleza extremadamente idealizada: figuras desnudas con cuerpos y extremidades prolongados en posiciones inverosímiles pueblan las escenas, a menudo con una carga erótica muy atrevida para su tiempo. Wtewael representa escenas mitológicas subidas de tono e historias bíblicas moralizadoras con la misma facilidad. Fue dibujante virtuoso y colorista brillante, experto en trabajar tanto lienzos monumentales como pequeñas placas de cobre. Podía pintar con la imaginación y del natural, creando llamativos retratos de familia e introduciendo naturalezas muertas naturalistas en muchas de sus composiciones. Como en su popular "Andrómeda", el santo tiene un brazo levantado por encima de la cabeza, exponiendo una axila. Tal pose, que no es poco común en la historia del arte, se suma considerablemente a la sensualidad de las figuras, y el público puede encontrar muchos brazos en alto en la trayectoria de Wtewael. Siguiendo los dictados artísticos de finales del siglo XVI, Wtewael despliega en ambas figuras la llamada figura serpentinata: una "figura de serpiente" que se ajusta a la curva de la letra "S" o se retuerce y se mueve como una llama. Durante su vida, las pinturas de Wtewael fueron muy populares entre los principales mecenas, siendo elogiado como uno de los mejores pintores holandeses de su tiempo. Hoy, pese a las reivindicaciones y la gran exposición celebrada hace tres años en su ciudad natal, sigue olvidado por muchos, sobre todo fuera de los Países Bajos. Que su apellido se deletree de diferentes maneras (Wttewael, Uytewael, Wtewael) y sea difícil de pronunciar para el público foráneo no funciona demasiado a su favor. A lo largo de su carrera, Joachim Wtewael siguió siendo uno de los principales defensores del manierismo, corriente caracterizada por su refinamiento extremo, artificio y distorsión elegante, incluso cuando la mayoría de los artistas holandeses de principios del siglo XVII cambiaron a una forma de pintura más naturalista. Las composiciones ingeniosas de Wtewael como la del "Martirio de San Sebastián", con figuras coreografiadas, retorcidas y saturadas de antinaturales colores ácidos y pasteles, conservaron su atractivo para sus clientes. Sin embargo, su fuerte adhesión a un estilo manierista también conduciría al eventual declive de su reputación. |
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