La remodelación efectuada por Juan Martínez Cerrillo en el año 1966 sobre una obra del también escultor e imaginero cordobés José Callejón (1942) fue tan profunda que la Dolorosa que conocemos desde entonces debe incluirse dentro de la producción mariana del artista bujalanceño.

Entre otras reformas, Juan Martínez Cerrillo retalló el rostro, cambiando la dirección de la mirada, y realizó nueva estructura interna a la imagen. En 1999 fue restaurada por los cordobeses Antonio Bernal y Francisco Romero Zafra, quienes intervinieron su policromía e hicieron un nuevo candelero.

La Virgen de la Amargura, que actualmente mide 170 cm de altura, aparece extenuada por el sufrimiento. Su afligido semblante presenta los ojos apagados por el llanto y entreabiertos labios de comisuras caídas que dejan ver la corona dentaria superior. Los ojos son de cristal, al igual que las cuatro lágrimas que surcan el rostro, y las pestañas son postizas en los párpados superiores y aplicadas a pincel en los inferiores.

El perfil de la Señora, titular de la popular Cofradía del Rescatado que procesiona el Domingo de Ramos, resulta clásico. Su mentón es redondeado y prominente, y el erguido cuello se encuadra en el tipo tubular.

Como hemos apuntado antes, mantiene desde 1966 la cabeza firme -antes aparecía alzada al cielo- y eleva levemente la ausente mirada hacia el lado derecho. Las manos se muestran extendidas sobre el pecho, con los dedos algo flexionados, portando habitualmente el santo rosario en la izquierda y el típico pañuelo de las imágenes andaluzas en la derecha. Las retocadas carnaciones ofrecen suaves matices sonrosados.