La población cordobesa de La Victoria comenzó a formarse en el siglo XVI, como alojamiento de obreros de la finca que tenían en La Guijarrosa los mínimos del Convento de Nuestra Señora de la Victoria de la capital cordobesa, de donde tomó el nombre. El propio convento de Córdoba fue fundado en el año 1510. La Victoria fue aldea de La Rambla hasta que consiguió la emancipación municipal en 1842.

La talla que abordamos de la Virgen de la Victoria se debe al escultor e imaginero victoriano Francisco Romero Zafra, quien en el año 1999 la donó a su localidad natal, haciéndose cargo de ella la llamada Cofradía del Cristo. Esta Dolorosa, que procesionó por primera vez en 2009 sobre unas parihuelas portadas por costaleras -con piezas de orfebrería prestadas por la Cofradía de los Dolores- vino a enriquecer notablemente el patrimonio artístico de la bella población de la campiña cordobesa.

Conocida en la villa como La Morenaza, se trata de una obra de candelero para vestir con una altura de 165 cm. Está tallada en madera policromada al óleo, con los postizos habituales en estas piezas -pestañas postizas, lágrimas de cristal, etcétera- y porta sobre sus manos los típicos atributos pasionistas.

En el año 2002 el titular cristífero de la cofradía fue sustituido por una obra de Romero Zafra, el hermoso Cristo de la Expiración, dando así un nuevo nombre a la corporación que acogió a la Virgen: Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de la Victoria.

Con la advocación de la Victoria, propuesta por el propio Romero Zafra, se recuperó el título mariano primitivo por la que el pueblo recibió su nombre, siendo muy bien acogida entre los vecinos de la villa. A día de hoy, la Dolorosa ha pasado a ocupar un lugar privilegiado en la pequeña capilla de nueva construcción que se recuperó en la parroquia victoriana de San Pedro de Alcántara, desde donde inicia su estación de penitencia, acompañando al Cristo de la Expiración, cada Jueves Santo por la tarde.

Francisco Romero Zafra intervino en el año 1994 la interesante Virgen de la Victoria que se conserva en la Parroquia de San Lorenzo de Córdoba (imagen inferior), una talla anónima del Setecientos procedente del demolido convento de Nuestra Señora de las Huertas, que fue rescatada en el año 1982 de las atarazanas de San Nicolás -junto con la espléndida Dolorosa de Gracia y Amparo- por Antonio Castelló y Fray Ricardo de Córdoba. Tras su recuperación, pasó a ser titular de la cofradía cordobesa de la Entrada en Jerusalén hasta que Romero Zafra talló la Dolorosa de la Palma en 1990. La intervención en la imagen de la Virgen de la Victoria consistió en devolverle su condición original de imagen letífica, y conllevó la ejecución de cuerpo, candelero, manos y brazos nuevos, la aplicación de nueva policromía al óleo, y especialmente la talla del Niño Jesús que porta sobre su brazo izquierdo.