Nacido a finales del siglo XIX, el Modernismo arraigó a principios del XX en la mayor parte de Europa, aunque bajo distintas denominaciones: en Francia, Art Nouveau; en Alemania, Jugendstil, o, en Austria, Secession. En todos los casos, trató de desvincular el arte de lo excepcional, proponiendo la inserción del arte en la vida; por tanto, se caracterizó por su aspecto ornamental, decorativo y simbólico. Impulsor de revistas y exposiciones, el Modernismo alcanzó gran predicamento en Inglaterra, Bélgica, Francia, Escocia y Austria.

Desde el punto de vista de la diversidad funcional del Modernismo, Georgia ofrece también una gran riqueza. Además de los bloques de viviendas, este estilo se utilizó en otros edificios del país, como bancos, universidades, tiendas, cines, hospitales, fábricas y restaurantes. En Tbilisi, la capital, encontramos, por ejemplo, una fábrica de tabaco y una central térmica; en Poti, una pequeña ciudad al oeste del país, una biblioteca y un hostal; y los cementerios históricos contienen algunos monumentos fantásticos.

Los edificios más notables son los cines modernistas. La llegada y la difusión de la arquitectura modernista y del cine ocurrieron simultáneamente, y ambas formas de arte tuvieron un gran éxito en Georgia. Buen ejemplo de ello es el Cine Apollo, una sala modernista construida en Tbilisi en 1909.

En 1914 se construyó otro cine (hoy un auditorio de música) del que sólo se conservan el vestíbulo y algunas partes de la fachada. A mediados del siglo XX se derribaron dos cines modernistas, el Mon Plaisir de Kutaisi y el Apollo de Batumi. El único que se ha conservado en su forma original es el Apollo de Tbilisi.

El Cine Apollo, que siguió funcionando como tal durante el período soviético de Georgia, es un monumento arquitectónico de importancia nacional. Ha permanecido en manos privadas durante varios años, a pesar de lo cual sigue estando abandonado y desprotegido. En febrero, el Ayuntamiento de Tbilisi empezó las obras de rehabilitación de los edificios de la avenida David Agmashenebeli, entre los que se encuentra el Apollo.

Sus propietarios y la sociedad georgiana, pero sobre todo los especialistas en protección de monumentos históricos, deberían reconocer la importancia de este edificio modernista. El Apollo, diseñado por un arquitecto cuyo nombre se desconoce, debe rehabilitarse y conservarse para volver a ser utilizado como sala de cine.