Actual sede de la Sociedad General de Autores, el Palacio Longoria (1902) es obra del arquitecto barcelonés José Grases Riera (1850-1919), quien, con libertad absoluta de diseño, plasma toda la estética del modernismo catalán. Así, es impresionante la continuidad espacial; no se adivina una sola línea recta en todo el conjunto. La decoración vegetal envuelve la composición, hasta tal punto que parece transformarlo en un jardín o, mejor, en una especie de árbol frondoso y bello, carente de tronco, ¿o éste es el edificio?, y no de ramas.

Ramón Guerra afirma que el autor, consciente de la genialidad de su obra, retranquea ésta de la calle y crea una reja superlativa en las formas, que separa el palacio de la ciudad. Otros autores afirman que este primoroso edificio sobrepasa las fronteras de Madrid para convertirse en una de las principales obras modernistas españolas. Porque si los arquitectos mitifican el Medievo como época histórica en que todas las artes trabajan juntas en la creación de una obra, el Palacio Longoria va más allá y asume planteamientos barrocos para transformarlos a su voluntad.

Los aledaños de la Calle Atocha eran una zona prolífera en barracas de feria, desde la zona más cercana a la estación del Mediodía, donde con posterioridad se levantaría el Cine San Carlos, hasta la más céntrica, junto a la Plaza de Jacinto Benavente donde se construirían el Teatro Odeón, el Ideal Cinema o el Teatro Fígaro. Por lo tanto no era de extrañar que el solar donde se construiría el Cine Doré, ya hubiera estado ocupado anteriormente por un predecesor más humilde, posiblemente alguna barraca de madera que ya tomara este nombre.

Lo que sí es seguro es que en este solar se levantó un primer Cine Doré de fábrica de ladrillo que fue inaugurado el 19 de diciembre de 1912 y del que fue propietario o empresario Antonio Llovet. Comparando la única imagen encontrada de la sala anterior a la reforma, del que se atribuye como arquitecto y creador del Cine Doré, nos damos cuenta que su antecesor ya tenía la misma planta y distribución que el que proyectaría años después Críspulo Moro Cabeza, lo cual nos hace pensar que éste tan solo reforzó las plantas del edificio y le dotó de mayores medidas de seguridad, suponiendo también que diseñó la fachada actual y original.

El Cine Doré reabrió completamente remozado el 28 de febrero de 1989, convertido ya en la sede principal de la Filmoteca Nacional. La labor de restauración y reconstrucción fue amplia ya que, desde que el edificio cerró en 1963, habían desaparecido casi todos sus detalles originales, caso del color original, las cubiertas y las barandillas de hierro del interior. Los esgrafiados al silicato tan llamativos de su fachada fueron reconstruidos con posterioridad a su apertura. Aunque muchos detalles como sus preciosas barandillas hayan desaparecido, aún conserva el aroma de los antiguos cinematógrafos de principios de siglo a un precio muy asequible.