MARTÍNEZ MONTAÑÉS Y LA ESCUELA SEVILLANA DE ESCULTURA
SAN CRISTÓBAL CON EL NIÑO
25/03/2019
El foco escultórico sevillano del Barroco tuvo en Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén, 1568 - Sevilla, 1649) a uno de sus creadores más importantes. En una época de celebraciones en torno a la figura del influyente escultor, apodado por su talento "El dios de la madera", hemos querido reunir con este breve especial algunas de sus obras maestras. |
Los guanteros sevillanos Lucas Chamorro y Gabriel Ramírez contrataron con Martínez Montañés la realización de una imagen de "San Cristobal con el Niño Jesús en el hombro izquierdo", como se especificaba en el contrato firmado el 19 de agosto del año 1597. Las condiciones establecían que el santo, que mide 220 cm de altura, iría ahuecado para que fuese más ligera. El escultor recibió 110 ducados por la imagen y el plazo de entrega era el mes de mayo del siguiente año, fecha en que salió en procesión. Cristóbal significa "Portador de Cristo" y es un santo tan enorme como falso. Fue inventado en la Edad Media para conjurar uno de los temores apocalípticos del período: la muerte repentina sin confesión que sorprendía al fiel en pecado. El antídoto era San Cristóbal, venerado también como protector en los caminos. Bastaba con mirar por la mañana una imagen suya para permanecer durante todo el día a salvo. Es por ello que en las catedrales y en otras muchas iglesias aparece la figura de San Cristóbal pintada en la pared, siempre en un tamaño colosal, para que pudiera ser vista mejor por todos los que entrasen en el templo. En la Iglesia Colegial del Salvador de Sevilla esta imagen colosal no fue pintada en el muro, sino esculpida en madera policromada. |
Martínez Montañés logró con la presente obra una magnífica escultura de estatura corpulenta y proporciones monumentales con una gran riqueza de variados pliegues, anatomía potente y cabellos rizados en pequeños mechones arremolinados. El Niño lleva la túnica tallada y muestra un cabello de rizos con grandes mechones laterales que dejan ver las orejas y que recuerda el peinado judío. Bendice con la pequeña mano derecha y sostiene con la otra una bola que simboliza el globo terráqueo. Las dos figuras tienen una mirada fija y absorta, el santo hacia la cara del Niño y éste hacia el creyente o espectador que se sitúe delante. El contrato menciona que el santo llevaría un árbol en su mano, que actualmente es de metal. El carácter preventivo de San Cristóbal hizo que junto a la muerte súbita, se le invocara también como sanador de la enfermedad del panadizo o inflamación de los dedos de la mano, por lo que los guanteros le nombraron su abogado. En el momento de rubricar el contrato con Martínez Montañés, éste tiene 29 años y su estilo está en formación, como revela la dependencia formal que tiene de Andrés de Ocampo, visible en los excesos musculares de San Cristóbal, su ensortijado pelo y los tirabuzones del Niño. Solo el rostro varonil del santo, su extrañeza por el peso desmedido del Niño y la ternura con que le abraza preludia el arte nuevo de hacer imágenes, que Montañés populariza en el reinado de Felipe III, donde la función de la escultura sagrada no consistirá solamente en instruir de modo edificante y provocar la devoción del fiel, sino también en deleitar. |
FUENTES ROMERO TORRES, José Luis y MORENO DE SOTO, Pedro Jaime. Martínez Montañés y Osuna, Amigos de los Museos de Osuna, 2011, p. 155. PALOMERO PÁRAMO, Jesús. "San Cristóbal, los guanteros sevillanos y Martínez Montañés", en El San Cristóbal de Martínez Montañés: una obra maestra documentada en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, 2008, pp. 5-6. GARCÍA GUTIÉRREZ, Fernando. "San Cristóbal con el Niño, de Montañés", en www.archisevilla.org |
Fotografías de Juan Antonio García Delgado
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