MICHELANGELO NACCHERINO ENTRE ESPAÑA E ITALIA (III)
CRISTO CRUCIFICADO

12/02/2022


 

 
 
Foto: Carlos Raso

 

Esta escultura, conocida en Nápoles como el "Cristo ferito" o el "Cristo rotto", es una de las obras marmóreas de finales del siglo XVI más notables y valiosas que conserva dicha ciudad italiana. Fue labrada por Naccherino en el año 1599 empleando un único bloque de mármol. Por su realismo y calidades es comparado en Nápoles con el famoso "Cristo velato" de Sanmartino que preside la capilla Sansevero.

Originalmente realizado para la capilla Spinelli en la iglesia napolitana del Spirito Santo, fue trasladado al altar mayor de la iglesia de San Carlo all'Arena, dedicada a San Carlos Borromeo y llamada así por el estado arenoso que tenía su entorno, con sedimentos que la lluvia traía procedentes de cerros cercanos como el de Capodimonte, apodados "lava de vírgenes" por el pueblo.

El Cristo crucificado, labrado por Naccherino en plena época virreinal a tamaño superior del natural (las medidas actuales son 200 x 150 cm), "desapareció" del Spirito Santo durante los trabajos de restauración llevados a cabo en el edificio en el siglo XVIII. Consta que fue hallado por casualidad en 1836 en el interior de un armario, y devuelto a su iglesia primitiva. Sin embargo, al parecer en 1872 ya estaba en San Carlo.

En 1923, la iglesia de San Carlo all'Arena sufrió un pavoroso incendio que provocó serios daños en la escultura de mármol del Crucificado de Naccherino, al desprenderse del madero donde estaba fijado desde hace siglos y caer al suelo, rompiéndose en mil pedazos sobre el pavimento del templo. Los fragmentos que pudieron ser recuperados fueron recompuestos como un "rompecabezas sacro con pegamento y amor" por los fieles anónimos que se encargaron de ello, no por restauradores profesionales, siendo luego colocada la figura sobre una alfombra roja en la segunda capilla de la nave derecha del templo.

Los "trabajos de restauración" devolvieron a la iglesia un "Cristo ferito" ("Cristo herido"), lleno de cicatrices que, si bien recordaban la terrible desgracia, no hacían más que subrayar el efecto dramático de un simulacro de la Pasión de Jesús. Sin embargo, la expresión que le imprimió Naccherino en el rostro no fue precisamente la de sufrimiento, sino más bien de relajación tras la muerte al dejar de padecer los tormentos, detalle que se acentúa con la postura que adoptó tumbado sobre el lecho en San Carlo all'Arena.

Curiosamente, esas lesiones en el mármol que parecen manifestar las heridas de la carne, suscitan gran devoción entre los fieles de Nápoles y emocionan con su belleza. También llama la atención que los antebrazos de la estatua, inspirada en la de Cellini sobre el tema que se conserva en el Monasterio del Escorial, no fueran hallados durante la reconstrucción, por lo que todavía hay que considerarlos como piezas desaparecidas.

 

 

FUENTES

KUHLEMANN, Michael. Michelangelo Naccherino: Skulptur zwischen Florenz und Neapel um 1600, Berlín, Waxmann, 1999, pp. 180-181.

MONTESANO, Roberta y QUAGLIUOLO, Federico. "Un "Cristo rotto" pregiatto e sfortunato", en Storie de Napoli, 3 de noviembre de 2020.

 

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