CIRCUMCISIO (I)
LA ESCUELA DE AMBERES
11/12/2019
Nuevamente por estas fechas les traemos un breve especial de arte navideño. Esta vez nos acercamos a la iconografía de la Circuncisión de Cristo, un tema muy representado en diversas épocas aunque, como el que abordamos el año pasado sobre la Virgen de la Leche, también ha sufrido la censura durante varios siglos. En este caso, a ello hay que sumar que ha sido objeto de muchas interpretaciones erróneas, como el hecho de haber sido confundido repetidas veces con el de la Presentación de Jesús en el templo. |
La circuncisión judía, llamada "Berith Milah" es una de las mayores prácticas rituales del judaísmo, de origen bíblico y fundada en la circuncisión ritual de Abraham. Sin embargo, la circuncisión no nació con Abraham y el pueblo judío. Sabemos de su práctica desde antiguas civilizaciones mesopotámicas, específicamente los semitas de la región occidental del fértil creciente influenciados por la cultura egipcia. La realización de la circuncisión es diferente de acuerdo a cada cultura o civilización que la practicó. Así, vemos como los egipcios la realizaban en niños entre los seis y doce años. Entre los etíopes, hebreos, musulmanes y otros pueblos se realizaba a los pocos días de haber nacido. Los hebreos en particular a los ocho días. Otros la realizan en la pubertad y otros en la adolescencia. En nuestro calendario gregoriano, llamado así por el papa Gregorio XIII, el 1º de enero se conmemora la circuncisión de Jesús, realizada según las normas hebreas al octavo día de nacido. Ello fue según la tradición el 25 de diciembre, día en que los romanos celebraban el "Natales Solís Invicto" ("Nacimiento del Sol invicto"), aunque recientes teorías apuntan a que Jesús nació a finales de septiembre y dos años antes de lo estimado. |
La escultura holandesa alcanzó su cenit en la Edad Media, con las ciudades de Bruselas, Amberes y Malinas como principales centros de producción escultórica. Los escultores flamencos y brabantinos destacaron en su oficio y dominaron el arte de contar historias, fundamentalmente sacras, a base de esculturas. En el siglo XV, muchos escultores estuvieron activos también en Lovaina; sin embargo, a diferencia de Amberes, Bruselas o Malinas, no estaban unidos en un gremio. En consecuencia, las estatuas de Lovaina no tienen unas características distintivas que las hagan fáciles de identificar. Podríamos también mencionar la región de Brabante, en concreto la ciudad de Maasland donde se produjeron hermosas obras desde el siglo XI. Desafortunadamente, las olas de iconoclasia destruyeron muchas de las esculturas que se habían producido en los Países Bajos del Norte y del Este. A partir de 1525, Amberes se convirtió en el productor y exportador más importante de esculturas y retablos. Un ejemplo es la presente escultura para retablo de la "Circuncisión de Cristo" (Museo Suermondt-Ludwig de Aquisgrán), escena comúnmente representada en el territorio durante la época. Sabemos que la pieza, tallada en roble hacia el año 1500, fue producida en Amberes porque está marcada con una pequeña mano. La talla un tanto mediocre de este grupo de figuras, las cuales conservan su policromía original, nos lleva a sospechar que era una pieza producida en masa, pues la gran demanda de retablos y esculturas que tuvo Amberes condujo a una producción rápida y barata. Desde mediados del siglo XV, se abrieron los primeros establecimientos de ventas, que fueron las salas de exhibición de su época. Los escultores venderían retablos ya hechos y semicompletos. Es por eso que ahora encontramos retablos de Amberes desde Escandinavia hasta las Islas Canarias. |
FUENTES AA.VV. Catálogo de la exposición "Over de grens. Middeleeuwse beeldhouwkunst uit de Lage Landen" ("Al otro lado de la frontera. Escultura medieval de los países bajos"), celebrada del 22 de septiembre de 2017 al 27 de mayo de 2018 en el Museo M de Lovaina. POTENZIANI BIGELLI, Julio César. "Historia de la circuncisión y su trascendencia en las diferentes culturas de la humanidad", en Vitae, Universidad Central de Venezuela, nº 32, julio-septiembre de 2007. |
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