RETABLOS DE LA ANUNCIACIÓN (IX)
24/12/2021
Las estatuas del grupo en mármol de la Anunciación de la Catedral de Orvieto fueron encargadas por el Cabildo Catedralicio al escultor Francesco Mochi (Montevarchi, 1580 - Roma, 1654) por recomendación de su mecenas, el duque Mario Farnese, cuya familia era originaria de la zona y tenía una fuerte influencia en la ciudad. De hecho, antes de ellas, Farnese consiguió a Mochi su primer encargo importante: la figura de San Felipe para un Apostolado de dimensiones colosales que formaba parte de la renovación artística iniciada en el templo catedralicio en 1552. Sin embargo, antes de comenzar el apóstol, el duque le pidió que ejecutara otras dos figuras más pequeñas, que son las que forman el conjunto de la Anunciación de la Virgen. Ambas estatuas estaban destinadas al altar mayor de la catedral, enriqueciendo a nivel escultórico, como un gran retablo, los frescos sobre la vida de María pintados entre 1370 y 1384 por Ugolino di Prete Ilario y destacados miembros de su taller como Cola Petruccioli, Piero di Puccio y Andrea di Giovanni. En 1605 se entregó la figura del arcángel, que Mochi firmó y fechó. La escultura, considerada una de las primeras puramente barrocas, fue aclamada por su calidad etérea, por la magnífica técnica utilizada para tallar los diáfanos pliegues de las ropas y por la teatralidad de la pose. El lirio que originalmente llevaba se ha perdido. Mochi quería que la figura se colocara en la balaustrada, a la izquierda del altar mayor, una ubicación elevada, bañada por la luz proveniente del lado derecho. Así estuvo dos años hasta que el Cabildo decidió trasladarlo a un lugar más seguro dentro de la balaustrada. Mochi captó a Gabriel descendiendo del cielo, sobre una nube que le sirve de apoyo, con las prendas arremolinadas por el vuelo y el brazo señalando la citada fuente de la luz que provenía de la capilla de San Brizio. El mármol está trabajado con extrema habilidad y armonía de proporciones, mientras que la gran atención al detalle hace que la estatua tenga una belleza casi perfecta. La Virgen estaba ya terminada en 1608 y fue entregada en 1609, pero no se colocó inmediatamente ya que, según registra un documento de 1612, el cardenal Giacomo Sannesio, obispo de Orvieto entre 1605 y 1621, se opuso a su instalación debido a la pose poco ortodoxa de la figura mariana, de expresión muy asustada, casi aterrorizada, ante la aparición del arcángel, clavada a la tierra y con la túnica muy ajustada. Sin embargo, el Cabildo se mostró muy satisfecho con la obra y amenazó con solicitar el arbitraje del papa Pablo V. No hay constancia de que el pontífice finalmente interviniera, pero sí de que la figura se instaló frente a Gabriel en 1612. El grupo fue repuesto a su emplazamiento original en 2019, tras un exilio de 122 años donde conoció varias ubicaciones, destacando la del templo de San Agustín. Ello se debió a la restauración purista llevada a cabo en la Catedral de Orvieto en 1897, que rechazó la reforma realizada entre 1552 y 1729 para adornar el interior del espacio litúrgico, lo que conllevó la errática retirada de varios elementos, entre ellos las 24 espléndidas esculturas encargadas, incluidas las de Mochi. Tras ser restauradas, todas ocupan hoy sus lugares en el templo. |
Foto: Antonio Sorrentino |
FUENTES FAVERO, Marcella. Francesco Mochi. Una carriera di scultore, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Trento, 2008. |
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