EL BELENISMO Y SAN FRANCISCO DE ASÍS (IX)
28/12/2022
Traemos al especial esta obra por pertenecer a la serie de la leyenda de San Francisco y representar la creación del primer belén de la historia por "il poverello", que en 1223, en el pequeño pueblo italiano de Greccio, conmemoró el nacimiento de Cristo organizando una recreación con figuras vivas del acontecimiento. Según la tradición, durante la misa apareció en la cuna un niño de carne y hueso, que Francisco tomó entre sus brazos. Fue entonces cuando se originó la tradición del pesebre, término que deriva del italiano "presepe". Hablamos de una de las veintiocho escenas que forman el ciclo pictórico dedicado a la vida de San Francisco en la basílica superior de Asís. Todas están atribuidas al pintor y arquitecto italiano Giotto (hacia 1267-1337). Esta en cuestión fue probablemente pintada entre los años 1295 y 1299 y mide 230 x 270 cm. A pesar de las fuentes descritas, Giotto sitúa la escena en un presbiterio que recuerda al de la basílica inferior de Asís, que junto con la superior forman la llamada Basílica Patriarcal de San Francisco. La escena, además de una de las más famosas de Giotto, es un extraordinario documento de la época. Ningún pintor hasta entonces había llegado tan lejos al representar una escena que puede ser vista por todos los espectadores, y no se reserva solo a sacerdotes y religiosos. Entre otros elementos, observamos en ella un cimborrio que recuerda a los diseñados por Arnolfo di Cambio, varios frailes cantando en el coro mirando al facistol, un púlpito visto desde el lateral de la entrada y el dorso de una cruz de madera en forma de colgante, con todos sus refuerzos y hábilmente recreada oblicuamente ya que se inclina hacia la nave. Una multitud presencia la escena que aparece en primer plano: San Francisco con el Niño Jesús en sus manos, ambas figuras provistas de aureolas. Se disponen junto a un pesebre flanqueado por el buey y la mula. El patriarcado de la época explica que las mujeres no puedan entrar y tengan que observar desde la puerta. La colocación de los personajes en el espacio por Giotto es muy real, apareciendo en diferentes planos sin dar el efecto de flotar en el aire o aplastarse los unos sobre otros, como en las tablas de pintores un poco anteriores. Solo los frailes cantores sobresalen por encima porque están de pie sobre la sillería del coro, cuya presencia solamente se adivina por un pequeño detalle junto a la puerta. La ejecución demuestra la extensa ayuda de los colaboradores del taller; por ejemplo, recientes investigaciones de Bruno Zanardi y Federico Zeri afirman la decisiva intervención de su discípulo Pietro Cavallini en las encarnaduras. Muchas de las vestimentas de los personajes, pintadas al temple, tenían originalmente colores muy diferentes a los que se ven hoy en día. Consta también una restauración fechada en 1798. |
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