El retablo mayor de la Iglesia de Santa María de la Asunción en Arcos de la Frontera (Cádiz) es uno de los más importantes del Bajo Renacimiento andaluz, trazado por Pedro Díaz de Palacios. Su historia es larga y complicada (1585-1618), con intervención de Jerónimo Hernández, Juan Bautista Vázquez el Joven, Miguel Adán, Gaspar del Aguila, Blás Hernández Bello, Diego López Bueno, Diego Velasco y otros.

El retablo, inspirado en el de Gaspar Becerra para el retablo mayor de la Catedral de Astorga, está distribuido en tres planos, siguiendo la disposición absidial, y se compone de tres cuerpos y gran ático. Es un retablo escultórico con relieves y figuras alusivos a la Virgen María asunta al cielo, con profetas, evangelistas, padres de la Iglesia, apóstoles, mártires, vírgenes, ángeles y virtudes.

La obra apenas avanzó hasta que Andrés de Ocampo se hizo cargo de la misma en 1602. No fue hasta 1619 cuando quedó completamente terminado tras pasar por las manos de policromadores, doradores y pintores (Vasco Pereira, Diego de Campos, Juan de Salcedo y Antonio Pérez). Francisco de Ocampo, sobrino y discípulo de Andrés, fue el que lo entregaría para asentarlo en su lugar.

Muy difícil es señalar la mano de Andrés de Ocampo en tan compleja fábrica, por tantas intervenciones, traspasos de obras comenzadas, influencias e imprecisiones en la documentación. Hernández Díaz estima que pueden adjudicársele las escenas de la Asunción -el gran relieve central (imagen inferior), considerado por dicho historiador como una obra maestra de la imaginería española bajorrenacentista-, los apóstoles junto al sepulcro -escena asociada al relieve anterior-, la Natividad, el apostolado, el Padre Eterno y las virtudes.

La escena de la sorpresa de los apóstoles atónitos alrededor del sepulcro vacío de la Virgen no se queda atrás en cuanto a maestría, siendo una de las mejores creaciones de Andrés de Ocampo. Cuatro de sus figuras, las de primer plano, son de bulto redondo, mientras que las ocho restantes están hechas en altorrelieve.

La temática es la siguiente: en un registro casi cuadrado están representados los apóstoles dispuestos alrededor del sepulcro de María, que queda sesgado de tal modo que los que se encuentran en la parte posterior son los que están representados en relieve, mientras que los de la parte anterior son los de bulto redondo. Sobre ellos se halla el relieve de la Asunción, donde María asciende corporal y triunfante a los cielos.

Los cuatro apóstoles de bulto redondo destacan por sus pesados ropajes de marcados pliegues y sus gestos grandilocuentes, dirigiendo sus miradas hacia la Virgen que se encuentra en el cuerpo superior en relieve diferenciado. Los apóstoles ubicados en la parte posterior muestran idéntica disposición y actitud, si bien sus rasgos son más atemperados, acordes con un papel menor dentro de la escena.

En el año 2009 se presentó la restauración que, durante más de 13 meses, permitió un recorrido pormenorizado por toda la superficie de esta gran máquina lignaria de 14 metros de altura, siendo adjudicataria la empresa RESSUR S.L. La intervención no solo significó la recuperación y puesta en valor de la obra, sino que permitió conocer el proceso creativo del retablo. En este sentido, hay que destacar por su enorme interés, amén del rescate de su policromía original, las numerosas marcas y dibujos que se han encontrado en el reverso, entre los que sobresalen los primeros monogramas conocidos de la obra escultórica de Andrés de Ocampo.