Andrea Palladio (1508-1580), del que se cumple este año el quinto centenario de su nacimiento, es hoy reconocido por muchos como el arquitecto más importante del mundo occidental. El declive del movimiento modernista en la arquitectura, ha generado un nuevo interés por el estilo clásico y por la obra de Palladio.

En 1552, en las cercanías de Montagnana, Palladio proyectó un palacio para Francesco Pisani, influyente cardenal veneciano, mecenas y amigo de numerosos artistas y literatos, entre ellos Alessandro Vittoria o el propio Palladio, quienes además estuvieron implicados en común en la construcción y decoración de esta monumental villa. Los trabajos fueron concluidos antes del año 1555, incluyendo la decoración escultórica.

Sin ningún espacio dedicado a la labor agrícola, estamos ante un edificio de volúmenes casi cúbicos, pleno de abstracta belleza, que refleja a la perfección los sofisticados gustos de su propietario. Por primera vez, aparece en una villa un pórtico de dos pisos formado por semicolumnas jónicas incrustadas, así como una doble logia coronada por un frontón, con lo que se contrarresta la bidimensionalidad de la pared. Las dos plantas se hallan delimitadas de cara al exterior por un elegante friso dórico, modelado en estuco blanco sobre piedra.

Este palacio de dos plantas constituye un caso atípico en la producción de Andrea Palladio para los entornos campestres. El piso superior era la zona noble, destinada a las estancias privadas del propietario, mientras que en el inferior se despachaban los asuntos cotidianos, se dirigía el negocio y se recibía a los granjeros del arrendatario. Los dos niveles presentan la misma articulación de espacios interiores, estando los techos abovedados en la planta baja.