Este pequeño edificio, conocido popularmente como Casa Palladio, aunque el maestro nunca vivió en él, es una atribución dentro de la impecable trayectoria de Andrea Palladio. Dicha atribución se basa en los diseños que el arquitecto realizó entre los años 1560 y 1570 para el notario Pietro Cogollo. 

En la fachada son visibles sus tres plantas. La planta baja se halla dominada por una ventana, denominada serliana o palladiana, y formada por una gran sección central y dos secciones más pequeñas en cada lado; columnas de orden jónico y dos altorrelieves mitológicos circundando la parte superior del arco.

La segunda planta, el piso noble, muestra una ornamentación más reducida, definida por dos ventanas y dos pilastras corintias que enmarcaban, al igual que en el ático, unos frescos de Gian Antonio Fasolo. Por último, el tercer piso presenta actualmente una superficie prácticamente lisa, carente de cualquier elemento decorativo.

Pese a la simplicidad de los medios disponibles y a las limitaciones del espacio, el resultado es una composición de gran fuerza monumental y expresiva. Tanto la inteligencia de la solución arquitectónica propuesta, como el estudiado diseño de todos sus detalles, hacen difícil adjudicar este proyecto a cualquier otro diseñador.