ANDREA PALLADIO. V CENTENARIO (VI)
BASÍLICA - VICENZA


 

 

Frente al criterio de otros artistas consultados como Serlio, Sansovino, Sanmicheli y Giulio Romano, que no se inclinaban por insertarla entre envolventes clásicos, la decisión de Palladio, equivalente a la practicada un siglo antes por León Bautista Alberti en el templo malatestiano de Rímini, consistió en rodear el nucleo medieval con una corona de pórticos de dos pisos de arcadas, volteadas airosa y rítmicamente, en la disposición de los vanos serlianos, como Sansovino había ya ideado para la Biblioteca de San Marcos, y con éxito tal que, desde entonces, pudo llamarse también "motivo palladiano".

La seriación de columnillas y columnas, abajo toscanas y arriba jónicas, de dinteles y arcos sin demasiados apliques plásticos, salvo las estatuas míticas que, por encima de la cornisa, prolongan los ejes recortándose sobre el cielo, o la verde cubierta del artesón gótico, tienen tal énfasis musical y métrico que la arquitectura parece mecida a ritmo de baile y hasta se puede pautar como un poema yámbico.

El ejemplo de la basílica estimuló a las familias pudientes de Vicenza y alrededores a levantar sus moradas urbanas o suburbanas por mano de tan atinado y maduro creador. Vicenza reúne tal cantidad de edificaciones civiles que toda la urbe quedó definida como la ciudad de Andrea Palladio, especialmente la vía mayor o Corso, que lleva su nombre.

 

Fotografía de Guidolotti

 

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