LA ICONOGRAFÍA DE PENTECOSTÉS (VI)

15/05/2020


 

 
 
Foto: Enric Fontvila

 

Ya hemos visto en obras anteriores, como las de Errenteria o Miraflores, la forma en que la presencia de María se señala de modo especial en la escena que nos ocupa. Su figura se halla en el centro, y los artistas resaltan especialmente su tamaño, que suele muy superior al del resto de los presentes.

Lo mismo sucede en este Pentecostés de Pere Serra, pintor activo en Cataluña durante casi toda la mitad del siglo XIV y principios del XV, incorporando además el artista el recurso iconográfico de plasmarla en avanzado estado de gestación, con el fin de hacer presente la transcendental importancia de la Encarnación.

También recoge la obra de Pere Serra el modo más habitual de representar al Espíritu Santo, presente ya en las catacumbas de San Calixto: en forma de paloma blanca, inspirándose en el relato del Bautismo de Jesús. Precisamente, esta misma paloma aparece también en numerosas representaciones de la Encarnación.

Se ha ponderado mucho la obra de Pere Serra como el mejor pintor del siglo XIV español. Sin duda parte de los modelos de su hermano, el también pintor Jaume Serra, pero eleva los tipos a una perfección excepcional. El arte de Jaume es más tosco y primitivo, el de Pere más decidido y pleno. Ha llegado a una madurez implicada indirectamente en la escuela de Siena, pero capaz incluso de superarla en algunos aspectos.

En el Pentecostés, tabla central del retablo del mismo nombre -también se le llama del Espíritu Santo- que se conserva en la Colegiata Basílica de la Aurora (La Seu) de Manresa (Barcelona), se observa la delicadeza y a la vez la monumentalidad de unas figuras que parecen compendiar las creaciones de Simone Martini y Giotto, aunque estén mucho más cerca del primero que del florentino.

Las pinturas del retablo fueron hechas al temple sobre tabla. Se compone de 58 escenas, 22 principales y 36 de menores dimensiones, de una sutileza tal que algunos expertos piensan que tuvieron como inspiración las miniaturas que ilustraban los manuscritos franceses, si bien el pintor les añadió un carácter local.

El retablo, de colosal formato, fue encargado en 1394 por el gremio de curtidores, cuyo patronazgo correspondía al Espíritu Santo. La "Lamentación sobre Cristo muerto" de la zona central del banco es una obra de Lluis Borrassà del año 1411, añadida en la restauración de 1954 al haberse perdido el espacio pictórico original.

Pere Serra realizó otra versión del Pentecostés, también como panel principal de un retablo que, en este caso, se conservaba en la iglesia barcelonesa de Santa Ana. Este conjunto fue destruido en 1936. El retablo de Manresa pudo salvarse gracias a que fue desmontado y enviado a Ginebra hasta el final de la Guerra Civil.

 

FUENTES

BALLESTEROS ARRANZ, Ernesto. "Pintura en los siglos XIII y XIV", nº 21 de la serie Historia del Arte Español, Madrid, Hiares Multimedia, 2015, p. 13.

COSSÍO, Manuel Bartolomé y PIJOAN I SOTERAS, Josep. "Arte gótico de la Europa occidental. Siglos XIII, XIV y XV", tomo 11 de Summa Artis. Historia General del Arte, Madrid, Espasa-Calpe, 1947. p. 578.

 

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