PIEDAD
ANTON MARIA MARAGLIANO

03/11/2022


 

Pese a ser uno de los temas recurrentes dentro de las artes sagradas, nunca habíamos dedicado un gran especial a este pasaje dotado de una fuerte connotación humana y sentimental, resumen y compendio de todo el dramatismo inherente a la pasión de Cristo, con María como especial protagonista de la escena. Los mejores autores clásicos y contemporáneos, nacionales e internacionales, protagonizarán un compendio de singulares piezas integradas dentro de varias disciplinas artísticas.

 

 

Este magnífico grupo escultórico, realizado en madera tallada y policromada entre 1710 y 1715 por el célebre escultor italiano Anton Maria Maragliano (1664-1739), se conserva en el templo conventual de San Felipe Neri de Génova (Liguria), ciudad natal del artista, quien sin duda se convirtió en uno de los mayores exponentes de la Escuela genovesa del Barroco dentro de su rama de la escultura sacra.

Como en muchas otras de sus obras, Maragliano tomó una base pictórica para la composición, en especial las obras de su contemporáneo Domenico Piola (Génova, 1627-1703), captando a la vez la esencia del arte de Gian Lorenzo Bernini en la escultura en mármol del barroco de Roma y dotándolo de una visión nueva, también teatral y naturalista pero de un gusto quizás más popular y menos cortesano que el romano.

Maragliano quiso crear una sensación de movimiento en esta obra maestra, poniendo un especial acento dinámico en las posturas de brazos, manos y piernas, y en el plegado de las prendas, jugando también en este caso con los contrastes de color. Asimismo, notamos su habitual atención a detalles conmovedores como los labios de la Magdalena, que casi tocan la mano del maestro, o el cabello que cae sobre el cuello de Jesús.

El rostro de la Virgen, dulce y lleno de amor, es capaz de transmitir tanto serenidad en su contemplación de Dios hacia las alturas, como aflicción por la muerte de su hijo. El estudio anatómico de Jesús, realizado separadamente de la imagen mariana, es especialmente laborioso, recordando su postura a la del Cristo descendido tallado por Filippo Parodi y policromado por Piola (1680-1681), y su rostro a los de los numerosos crucifijos tallados por Maragliano y los numerosos integrantes de su taller. Los ojos de todas las figuras son de pasta vítrea y las dimensiones totales del conjunto alcanzan los 160 x 220 x 144 cm.

Con el apóstol Juan, que junta sus manos en señal de dolor, se completan las cuatro estatuas del grupo. Todas ellas descansan sobre bases independientes y no son de bulto redondo, habiendo quedado sus dorsos sin tallar para aligerarlas y por las circunstancias de su ubicación primitiva, ya que la obra fue encargada a Maragliano con el fin de ser exhibida solo durante las celebraciones de Semana Santa en una hornacina del retablo de Santa Catalina de Génova, quedando cubierta el resto del año en dicho altar por un lienzo. No fue hasta la década de 1950 cuando la Piedad fue exhibida permanentemente en otra de las capillas del templo. Hoy disfruta de una nueva ubicación en San Felipe Neri, colocada sobre nueva peana de madera teñida de oscuro. 

Entre 2018 y 2019 el conjunto fue restaurado por Valentina Tonini y Annalisa Demelas gracias al mecenazgo de la Compañía de San Pablo y de una devota que donó una cuantiosa cantidad en memoria de su difunto marido. La obra fue devuelta al culto tras un año de intervenciones entre las que destacan la reparación del soporte, atacado por xilófagos, la eliminación de un grueso repinte y la recuperación de las hermosas policromías.

 

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