En la provincia cubana de Matanzas hay tres monumentos escultóricos que rinden homenaje a Cristóbal Colón. Uno de ellos es el de la ciudad de Cárdenas, siendo la primera población de América que levantó una estatua al almirante. Inaugurado en 1862, se halla en el parque situado frente a la Catedral. La estatua, el bajorrelieve alegórico en la tarja de bronce, así como el diseño del pedestal de granito -este último construido en Boston- fueron ejecutados por José Piquer. Tras el vaciado en bronce, que tuvo lugar en 1861, el monumento fue expuesto públicamente en la plaza madrileña de San Ferrol el 27 de abril de 1862.

Colón aparece de pie, vestido de forma sencilla. Avanza ligeramente su pierna derecha, mientras su brazo izquierdo levanta un velo que cubría un globo terráqueo situado a sus pies, al tiempo que su brazo derecho señala dicho orbe que simboliza el nuevo mundo conquistado.

En el frente del pedestal, vemos un bajorrelieve con una figura central que simboliza la fe, además de las famosas carabelas. En dicho relieve se consigna el nombre del escultor, el año 1860 como la fecha de realización, y la ciudad de Marsella como el lugar donde fue fundida en los talleres de Maurel Fonur.

Dado el valor artístico de la obra, Piquer es invitado por la Academia de San Fernando para presentarla en la Exposición de Londres. Pero su asistencia a dicha exposición no fue posible, pues ya se encontraba en los trámites de transporte hacia Cuba. Durante el viaje, el escultor no remite el boceto por precaución de que ocurriera algún incidente en el mar. Después de mucha demora en el embarque a causa de lo pesado de la carga y de lo difícil de la estiba, llega la estatua a Cárdenas el 13 de septiembre de 1862.

La inauguración de este monumento a Cristóbal Colón fue todo un acontecimiento cultural en la villa, con discursos, poemas y un himno escrito por la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, promotora de un conjunto escultórico que, originalmente, estaba rodeado por una verja de hierro, la cual fue retirada en 1906.

El Ayuntamiento de La Habana se había negado en un principio a este monumento, pues tenía interés en erigir una estatua a Colón en la capital del país, pero como no disponían de recursos financieros en esos momentos, tuvo que al fin, dejar que se erigiera en Cárdenas, siendo fundamental en este proceso la disposición de José Zabala, alcalde de dicha localidad en aquellos momentos, y de Domingo Verdugo, teniente-gobernador de la misma y esposo de la poetisa Gómez de Avellaneda. La estatua tuvo un costo total fue de 8000 pesos, sufragados por la parte de la suscripción pública y además con fondos del Gobierno.

La altura total de la estatua es de 284,48 cm. En dos de las caras del pedestal tiene empotradas sendas lápidas de bronce: una conforma el citado relieve que representa la fe triunfante y el infierno abatido con la victoria del descubrimiento, apreciándose además las tres carabelas y plantas como un nogal y el magüey, que simbolizan el suelo americano. La otra lápida, al fondo, contiene una inscripción latina redactada por el Marqués de Morante y Raimundo Miguel acerca de la gesta emprendida y de su inauguración bajo el reinado de Isabel II.